Los socialistas centraron ayer su ataque en Mariano Rajoy porque Francisco Camps "es solo la punta del iceberg". Considera el PSOE que el líder del PP es "cómplice": sabía que el ya expresidente de la Generalitat valenciana no había contado la verdad en la causa de los trajes y aún así le dejó que se presentara a las elecciones. La idea es que Rajoy ha querido construir una barricada en torno a la dimisión de Camps y parapaterarse tras ella, pero que no solo se trata de este y sus pantalones y sus chaquetas, sino de una trama que ha afectado al tesorero del PP, a diputados, a presidentes y a consejeros autonómicos.

CORTAFUEGOS Se trata de Gürtel, el "escándalo de corrupción más importante de España y quizá de Europa", explicaron fuentes socialistas, y en el caso de Francisco Camps, el líder conservador "primero le ha defendido, después ha querido que se declarara culpable y por último le ha usado de cortafuegos".

"No hablamos de trajes y Camps; hablamos de Gürtel y Rajoy --dijo ayer, tras la comparecencia sin preguntas del expresidente autonómico, la directora de campaña del PSOE, Elena Valenciano--. En su comunicado, Rajoy admite que la presencia de Camps desprestigiaba la imagen de la Comunidad Valenciana. Entonces, ¿por qué lo presentó a las elecciones? Quien debe dar explicaciones es Rajoy, que no ha movido un músculo ni ha dicho ni hecho nada, como si no tuviera nada que ver con todos sus altos cargos". En un perfil institucional, el ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui, tildó la dimisión de "acto congruente de responsabilidad".

EJES DE CAMPAÑA No acaba de sentirse cómodo el PSOE con las acusaciones de corrupción. El pasado aún pesa. En la campaña del 22-M, por ejemplo, José Luis Rodríguez Zapatero no entró en los escándalos durante su mitin en Valencia, con la plaza de toros a reventar y los simpatizantes socialistas llamando "chorizos" a los dirigentes del PP. Ahora, con Alfredo Pérez Rubalcaba como candidato, será similar. El aspirante a la Moncloa se referirá al asunto cuando le pregunten, pero las corruptelas en el campo rival no serán uno de sus ejes electorales. En cambio, sus colaboradores, explican fuentes del partido, sí harán hincapié en la conexión entre Gürtel y Rajoy.

Aunque Camps dijo que ofrecía su "sacrificio para que Rajoy sea el próximo presidente del Gobierno", lo cierto es que el electorado del PP, a diferencia de los votantes del PSOE, no suele castigar los escándalos de corrupción. El expresidente valenciano, de hecho, reforzó su mayoría absoluta en las pasadas autonómicas.