"Ninguna información, ni indicio, ni elemento nos hace sospechar que ETA quiera romper en estos momentos la tregua". Así de contundente fueron ayer en Madrid el ministro del Interior, Antonio Camacho, y el consejero vasco, Rodolfo Ares, tras un encuentro en el que reiteraron la frase que los responsables de la lucha antiterrorista repiten en los últimos meses: "Estamos en la recta final del terrorismo. Dando los últimos pasos, pero no podemos ni debemos bajar la guardia".

Y no hay que relajarse porque, a pesar de que en agosto se cumplirán dos años desde que ETA mató por última vez en España, se siguen deteniendo a presuntos terroristas y algunos en actitud tan sospechosa como recién llegados de Italia y cargados de material eléctrico recién comprado para la fabricación de explosivos. ¿En qué está ETA? ¿Se está rearmando? Los periodistas intentaron sonsacar a los dos responsables un poco más de la consabida frase de "estamos en la fase final". Y al final, fue Ares quien se arrancó recordando que ETA está en tregua, no extorsiona, no amenaza y "nada indica que esto vaya a cambiar".

Es un avance en lo dicho hasta ahora. Tanto Ares como Camacho, y mucho más Alfredo Pérez Rubalcaba, no se arriesgan a decir en público ni una palabra más de las necesarias sobre ETA. Básicamente porque no se fían.

Es verdad que la ofensiva policial antiterrorista no ha variado pese a la tregua. Y que los servicios de información de la Guardia Civil y de la policía siguen trabajando y descifrando sus movimientos. Porque como recordó Camacho, ETA no mata, pero tampoco ha dejado las armas.

Antonio Camacho quiso que su primera entrevista como ministro fuera con Rodolfo Ares para escenificar que nada ha cambiado con su llegada. Y ambos dieron un empujoncito al futuro Centro de la Memoria de las Víctimas del Terrorismo, con futura sede en Euskadi.