Una semana entera pasó desde que el juez del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana (TSJCV) José Flors anunció la apertura de juicio oral contra Francisco Camps por un delito de cohecho impropio hasta que el líder del PP, Mariano Rajoy, se pronunció en público sobre el tema. Una semana de silencio en la que la situación dio un giro con la decisión de Camps de renunciar a la presidencia de la Generalitat valenciana. Aclarado el panorama, ayer Rajoy habló. Y lo hizo para elogiar la "grandeza" del expresidente valenciano por la "difícil decisión" que tuvo que tomar y augurar que, "después de lo que ha pasado", Camps tendrá "futuro en la vida pública y privada, donde quiera".

"Cuando hay que tomar decisiones difíciles es cuando hay que dar la talla, es donde se conoce a la gente, y ahí es donde hemos conocido a Francisco Camps", dijo el líder conservador en una visita a la Diputación de Granada y al ayuntamiento de la ciudad. Y añadió: "Para las cosas fáciles vale cualquiera".

Pero el presidente del PP no se limitó a ensalzar la decisión del dirigente valenciano --una decisión que él mismo condicionó al sugerir a Camps, en una conversación de última hora, que la opción inicialmente pactada de aceptar la culpabilidad y seguir en el cargo no era la mejor solución--, sino que se sumó con entusiasmo a la estrategia adoptada en los últimos días por su partido. Esa táctica consiste en comparar el caso Gürtel con el chivatazo del bar Faisán y con el fraude de los expedientes de regulación de empleo (ERE) de Andalucía, y pedir así responsabilidades por todo ello al PSOE.

AL MENOS UNA EXPLICACIÓN Rajoy señaló que le gustaría que "ahora" fueran otros los que dieran "explicaciones" y, aludiendo al caso Faisán, apuntó que el procesamiento por colaboración con banda armada del exdirector general de la Policía, Víctor García Hidalgo, requiere "una explicación de sus superiores", puesto que es "lo mínimo que se debe hacer en un sistema democrático". "Y lo mismo --añadió el líder del PP-- con los ERE de Andalucía. Se han aprovechado de mucho dinero y es necesaria una explicación política y una investigación en el Parlamento".

Contra esa línea se pronunció ayer el exministro del Interior y candidato del PSOE Alfredo Pérez Rubalcaba, objetivo preferente de las invectivas de los conservadores; una ofensiva que calificó de "cortina de humo". "¿Pero de verdad cree el PP que, cuando me ataca a mí para salvar a Camps, la gente no se da cuenta del truco? --preguntó en declaraciones a la emisora catalana RAC 1--. Los ciudadanos se han dado cuenta de que aquí hay un caso de corrupción y esperan de los partidos un comportamiento distinto", concluyó el exvicepresidente.

El portavoz del Gobierno, José Blanco, denunció "una estrategia a la desesperada" del PP "que solo pretende ocultar un hecho de extrema gravedad" como es "el escándalo de corrupción de Gürtel". Blanco recordó que algunos dirigentes del Partido Popular, "olvidándose de la presunción de inocencia", han exigido a Camps "que se declarase culpable". Esas personas "tendrían argumentos para saber que era culpable", porque si no, su actitud sería, dijo, "desproporcionada".