El inicio oficial de la precampaña del 20-N ha servido para vislumbrar la estrategia que PSOE y PP han diseñado para las próximas 16 semanas. Alfredo Pérez Rubalcaba, que tiene por delante la tarea de reconciliar al PSOE con los desencantados votantes de izquierda, ofreció una imagen cercana --aunque algo postiza-- y se dejó fotografiar conduciendo su propio coche, un viejo Skoda rojo con el capó mal pintado. Ya puestos, incluso pagó de su bolsillo el ticket de la zona azul. A su rival, Mariano Rajoy, no se le vio, tal vez porque, encuestas en mano, con aguardar sin moverse tendrá suficiente para ganar las elecciones.

El candidato socialista arrancó la carrera electoral con un acto con víctimas de accidentes de tráfico. No fue una elección al azar. Uno de los éxitos del Gobierno socialista y de Rubalcaba en particular es el del descenso de muertos en la carretera. Confesó que echa de menos el SMS que, cuando era ministro del Interior, recibía cada mañana con el número de fallecidos. La cifra de víctimas, ocho años después, sigue bajando. Recordó que en este periodo "10.000 personas han sobrevivido. No tienen nombres ni apellidos, pero están". "Y eso es un logro que hemos hecho entre todos", dijo.

Rubalcaba explicó que durante la precampaña quiere captar las inquietudes de la calle. "Primero escuché a los militantes, y ahora a la sociedad, que me cuenten. Yo tomo nota", dijo.

LAS PRESIONES DEL PSOE Los socialistas insistirán hasta el último día en que las elecciones no están perdidas, el ya famoso "hay partido". El ministro de Fomento y vicesecretario general del PSOE, José Blanco, proclamó ayer que no se puede vender la piel del oso antes de cazarlo.

"Me llevo muy bien con Alfredo Pérez Rubalcaba, y ha dicho aquí en Galicia, que iba a contar conmigo, por lo tanto, igual me queda más tiempo como ministro que cuatro meses", ironizó. De paso, negó que José Luis Rodríguez Zapatero haya adelantado los comicios por presiones del PSOE.

ACTOR PRINCIPAL Pero, por más que los socialistas se esfuercen en mirar hacia adelante, el PP intentará que no pueda pasar página e incluso parece dispuesto a remontarse al felipismo para atacar a Rubalcaba. A falta de Rajoy, su segunda en el partido y presidenta de Castilla-La Mancha, Dolores de Cospedal, se refirió al candidato del PSOE como "el portavoz del GAL y ministro del Faisán". Lo dijo el día en que se cumplían dos años del último atentado de ETA, el periodo más largo de la historia de la banda y después de que Rubalcaba apelase a la unidad.

La secretaria general de los populares remarcó que el candidato socialista "no puede hablar de una nueva etapa política si no es refiriéndose al PP". Como era previsible, los conservadores incidirán en la "corresponsabilidad" de Rubalcaba en la gestión de la crisis y le culparán de que en España haya cinco millones de parados. En el PP se refieren a él como "uno de los actores principales" del Gobierno.

Los socialistas auguran que el PP prepara una campaña de "infamias y mentiras" en la que Rajoy pretende jugar el papel "del bueno" mientras que dirigentes como la presidenta manchega se dedicarán a descalificar a Rubalcaba tanto como puedan.

RECETAS ECONÓMICAS A pesar de que las recetas económicas deberían centrar buena parte del debate electoral, PSOE y PP evitaron referirse al análisis del Fondo Monetario Internacional (FMI) que recomienda a España que aplique nuevos recortes en el gasto público y aumentos en impuestos como el IVA y los que gravan los carburantes.

En estas semanas previas al inicio oficial de la precampaña, el PSOE se ha dedicado a mirar a la izquierda y en un guiño al movimiento del 15-M se ha mostrado

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