Irak se está convirtiendo en un peligro para el futuro político del presidente de Estados Unidos, George Bush. Por un lado, las continuas bajas de soldados estadounidenses en la caótica posguerra iraquí están haciendo que el apoyo a su gestión caiga en picado --9 puntos porcentuales en sólo 18 días--. Por otra parte, el escándalo sobre la falsedad de su acusación de que Bagdad quiso comprar uranio en Níger para relanzar su programa nuclear ha dañado su prestigio, pese a que el director de la CIA, George Tenet, aceptó el viernes la responsabilidad por tal imputación para proteger al presidente.

Bush "tenía todas las razones para creer que el texto que le presentaron era correcto", dijo Tenet al entonar el mea culpa , aludiendo al discurso sobre el Estado de la Unión del 28 de enero, en el que el presidente aseguró que Irak trató de adquirir uranio en Africa, información que atribuyó al espionaje británico. "Fue un error", añadió Tenet. "La CIA debería haberse asegurado de que se eliminase" esa afirmación falsa, continuó, para acallar la creciente tormenta política contra el presidente. No obstante, ni Tenet ni la Casa Blanca han aclarado cómo pudo mantenerse en el discurso una afirmación que había sido desacreditada meses antes por la propia CIA.

"Buena parte de la información disponible apunta a un esfuerzo premeditado de los partidarios de la guerra en la Administración para magnificar una acusación que desde el principio era dudosa y había sido desacreditada", atacó ayer The New York Times , que exigió una aclaración para dilucidar "si la Administración realizó un esfuerzo deliberado para engañar al país sobre la amenaza iraquí".

CONFIANZA EN LA AGENCIA Desde Abuja (Nigeria), donde ayer concluyó su viaje oficial a Africa, Bush trató de echar tierra al asunto y aseguró que para él está cerrado. Además, afirmó que Tenet, nombrado por su predecesor demócrata, Bill Clinton, goza de su apoyo, aunque la posición del director de la CIA haya quedado herida de muerte.

"Tengo confianza en George Tenet, en los hombres y mujeres que trabajan en la CIA", recalcó Bush. Pero el escándalo del uranio nigeriense seguirá coleando, porque Tenet deberá acudir ante el Senado la semana que viene para aclarar las dudas de los senadores sobre los datos del espionaje relativos a Irak. Ayer, el ministro de Exteriores británico, Jack Straw, siguió firme en que la acusación de su Gobierno a Irak sobre su intento de compra de uranio a Níger se basó en "inteligencia fiable", pero reconoció que la CIA expresó sus reservas sobre tal imputación, hecha en septiembre del 2002.

El cenagal iraquí está poniendo cada vez más nerviosos a los estadounidenses, según reveló ayer una encuesta de The Washington Post , que detectó el hundimiento del apoyo a Bush por las continuas bajas estadounidenses en ese país. El respaldo a la gestión del presidente ha caído al 59%, y al 58% si se trata de juzgar su actuación en Irak. El creciente volumen de bajas --216 en total desde el comienzo de la guerra, incluyendo 78 desde que Bush la dió por finalizada, el 1 de mayo-- es ya "inaceptable" para un 52% de los estadounidenses.