El caso Yukos planeó ayer sobre la visita que el presidente ruso, Vladimir Putin, realizó a Roma, donde obtuvo el apoyo de su amigo y anfitrión, Silvio Berlusconi. El dirigente del Kremlin expresó sus "serias dudas" sobre la "coherencia" de una eventual retirada de las licencias de explotación de yacimientos a la petrolera.

Putin salió así al paso de las amenazas realizadas por el ministro de Recursos Naturales, Vitali Ariujov, después de que la dirección de Yukos nombrase al estadounidense Simon Kukes como presidente de la compañía, en sustitución de Mijail Jodorkovski, por el momento, en prisión preventiva, acusado de fraude y evasión fiscal a gran escala. Putin volvió a rechazar que detrás de ese encarcelamiento existan motivaciones políticas.

Confirmando la estrecha relación personal que les une y el buen momento de las relaciones entre sus respectivos países, el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, salió en defensa de Putin, tras haber recibido --según dijo-- información "completa" del caso Yukos . "Creo que el presidente ruso tiene muy clara la división de poderes" subrayó Il Cavaliere .

Aprovechando su participación en la cumbre entre Rusia y la Unión Europea, que se celebrará hoy en la capital italiana, Putin lanzó una dura crítica los países europeos, a los que acusó de "no hacer lo suficiente" sobre el conflicto checheno. "Tengo la sensación de que fuerzas políticas en Europa intentan aprovecharse del tema de Chechenia para presionarnos", dijo el líder ruso.

AUDIENCIA CON EL PAPA La visita de Putin a Roma incluyó una audiencia con el Papa, en la que ambos declararon su intención de impulsar un mayor acercamiento entre la Iglesia católica y la ortodoxa. Según fuentes rusas, la visita de Putin al Vaticano, la segunda que realiza en tres años, fue "de cortesía", y el presidente ruso no invitó a Juan Pablo II a visitar su país. El Pontífice le agradeció los esfuerzos por el acercamiento de las iglesias ortodoxa y católica.