Con el telón de fondo de los numerosos atentados suicidas que han convertido noviembre en el mes más negro de la posguerra iraquí, Francia lanzó ayer un mensaje a Estados Unidos para que dé un giro copernicano a la ocupación militar del país. La diplomacia francesa, encabezada por el ministro Dominique de Villepin, hizo una apuesta sobre seguro. Poco antes, el presidente estadounidense, George Bush, admitió que el virrey de Irak, Paul Bremer, y su círculo de consejeros de seguridad estaban estudiando un nuevo plan para acelerar la transferencia del poder a los iraquís, en un implícito reconocimiento del caos de la posguerra.

En un lenguaje diplomático, Francia vino a decir que, antes de la guerra, ya habían advertido a Estados Unidos del avispero en el que se meterían si invadían Irak. Villepin no pudo ser más hiriente en su censura a la Administración de Bush al preguntarse: "¿Cuántas muertes serán necesarias para entender que es vital el cambio de actitud?".

Villepin puso fecha a esa inquietud. El Gobierno provisional iraquí debe estar en condiciones de dirigir el país antes de finales de año. "La comunidad internacional no puede esperar más", concluyó el jefe de la diplomacia francesa, en su papel de portavoz del frente de la paz. Para hacer menos amargo el trance, Villepin se comprometió a contribuir en la reconstrucción de Irak si Wa- shington transfiere el poder a los iraquís sin dilaciones.

LA TRANSICION El presidente Bush afirmó ayer que está "trabajando en un plan" para "animar a los iraquís a asumir más responsabilidades" en el Gobierno de su país, cada vez más hundido en una oleada de violencia sangrienta que acerca a 400 las víctimas mortales estadounidenses, desde la invasión de Irak, el pasado 20 de marzo.

"El embajador Bremer va a desarrollar una estrategia tras consultar con los iraquís", explicó Bush, refiriéndose a su virrey en Irak. Sin embargo, no dio detalles de tal estrategia, convertida ya en una cuestión de urgencia para el inquilino de la Casa Blanca, con vistas a presentar a los estadounidenses una fórmula para retirar a sus tropas del cenagal iraquí antes de las elecciones presidenciales de noviembre del 2004.

Bush se mostró seguro de que las fuerzas de ocupación acabarán imponiéndose a los leales a Sadam Husein, que las hostigan continuamente. "Vamos a ganar, tenemos una buena estrategia para hacer frente a esos asesinos", aseguró el presidente.

5.000 COMBATIENTES También desde EEUU, el jefe del Mando Central, el general John Abizaid, quiso transmitir un mensaje de calma: "En Irak no hay amenaza militar capaz de poder echarnos del país". El general cifró en apenas 5.000 los combatientes de la resistencia, que se enfrentan a más de 150.000 soldados de la coalición militar ocupante.

De la caótica situación que se enseñorea de Irak dan una idea dos declaraciones contradictorias. Mientras el Pentágono minimizó ayer la capacidad ofensiva de la resistencia iraquí, el ministro de Defensa italiano, Antonio Martino, entre los restos humeantes del cuartel general de los carabinieri en Nasiriya, dijo que todo aquello se asemejaba a un 11-S italiano. Según el último recuento, 19 italianos fallecieron en ese atentado suicida.