Pese a sus prisas por poner en marcha una estrategia que permita a sus tropas salir de Irak, el presidente de Estados Unidos, George Bush, aseguró ayer que es "inconcebible" pensar que se marchará de ese país sin haber atrapado al expresidente Sadam Husein y sin haber democratizado antes la nación.

"No nos marcharemos hasta que no acabemos el trabajo", manifestó Bush a varios medios informativos británicos. El presidente insistió además en que arrestar a Sadam "es parte de ese trabajo, pero más importante aún es establecer una sociedad libre y democrática".

LAS PRESIDENCIALES En Washington cundió ayer el temor de que la nueva urgencia de la Casa Blanca por acelerar el traspaso de poderes a los iraquís, como paso previo a repatriar a sus tropas del avispero de Irak, tenga una lectura en clave electoral. Congresistas republicanos y demócratas, así como militares, advirtieron de que Irak debe quedar al margen de los intereses partidistas, que miran ya las presidenciales de noviembre del 2004.

La presencia militar en Irak "no será dictada por preocupaciones políticas", afirmó el general John Abizaid, jefe del Mando Central estadounidense. Mientras el senador republicano Lindsay Graham sostuvo que es preciso mantener a las tropas en Irak para garantizar la seguridad. "La estrategia del Pentágono de reducir su número no tiene sentido", dijo este senador. Su colega republicano John McCain coincidió con ese planteamiento y defendió que se envíen más soldados.

La sangrienta posguerra iraquí va calando también en la opinión pública estadounidense, cada vez más alejada de las posiciones de Bush, según revelan los sondeos. Ayer, un encuesta de la Universidad de Maryland cifró en un 55% el porcentaje de estadounidenses convencidos de que el presidente lanzó la guerra con premisas equivocadas.

LA BUSQUEDA Seis de cada 10 encuestados sostienen también que Bush debió buscar con más ahínco las supuestas armas de destrucción masiva antes de invadir esa nación. Pese a ello, tres cuartas partes defienden que EEUU siga en Irak.