Por tercera vez en un año, Serbia fracasó a la hora de elegir un presidente por el boicot de los ciudadanos a las elecciones presidenciales celebradas ayer. La desilusión y la apatía se impusieron y, al cierre de los colegios electorales, menos de un 40% del electorado había acudido a las urnas, según las proyecciones de voto. Para que la consulta electoral fuera declarada válida era necesario un índice de participación superior a la mitad del censo electoral.

Los dos anteriores intentos de elegir presidente tras la caída del dictador Slobodan Milosevic en el año 2000 fracasaron debido, también, a la elevada abstención. Todo parecía indicar que, en la consulta de ayer, la participación fue incluso inferior en cinco puntos a las elecciones de diciembre del 2002.

La jornada transcurrió en un ambiente de apatía, y ya horas antes del cierre de los colegios se sabía casi a ciencia cierta que la consulta iba a fracasar. Una hora antes de que los centros de voto cerraran sus puertas, tan sólo un 36,7% de los votantes habían depositado la papeleta.

CRISIS SIN PRECEDENTES La práctica invalidez de la consulta electoral lleva al país a una crisis política sin precedentes, sin jefe del Estado desde hace más de un año, con el Parlamento disuelto desde hace tres días y con un Gobierno cuya popularidad no ha hecho sino caer en picado desde el asesinato en primavera del primer ministro reformista Zoran Djindjic, informa Efe.

Ante la disolución del Parlamento, los expertos constitucionalistas no se ponen de acuerdo ni siquiera en si la máxima mandataria interina de Serbia y presidenta del Parlamento saliente, Natasa Micic, ocupa realmente de forma provisional la jefatura del Estado.

PROXIMA CITA La frustración del electorado podría extenderse a las también anticipadas elecciones parlamentarias, previstas para el próximo diciembre, aunque en esta ocasión no será necesario un mínimo legal para que la consulta tenga validez. Los principales candidatos que concurrieron a los comicios son Dragoljub Micunovic, presidente del Parlamento de Serbia y Montenegro, un veterano líder prooccidental; y el ultranacionalista Tomislav Nikolic, cuyo jefe de filas, Vojislav Seselj, espera a ser juzgado en el Tribunal de La Haya para la ex-Yugoslavia por presuntos crímenes de guerra.