El canciller alemán, Gerhard Schröder, logró ayer el apoyo del 80% de los delegados del congreso del SPD (8 puntos menos menos que en el 2001) para seguir como presidente del partido. El castigo a Schröder se enmarca en el descontento creado por las reformas de su Gobierno. El canciller agradeció el "resultado sincero" de esta votación.

También hubo señal de aviso para el ministro de Economía, Wolfgang Clement, que recibió sólo un 56,7% de los votos en su reelección como vicepresidente del partido. Se trata de un castigo esperado, ya que Clement es la cabeza visible de las reformas y uno de los políticos más centristas del SPD. Pero el revés más sonado fue para el secretario general del SPD, Olaf Scholz, que obtuvo un 52,6%. Scholz ha sido muy criticado por no haber sabido explicar la necesidad de las reformas.

Schröder pidió a las bases que sigan apoyando sus reformas. Pero también reconoció derrotas. "Muchos nos han dado la espalda", dijo, en referencia a los 30.000 militantes que han devuelto su carnet en protesta por los recortes sociales. "Los vamos a recuperar", anunció.