Holanda arresta a dos radicales que se atrincheraron en un piso

La policía holandesa logró poner fin ayer, tras más de 14 horas de asedio, a una compleja y arriesgada operación para detener a varios sospechosos de pertenecer a grupos radicales islamistas. A las 16.20 horas, fuerzas especiales comenzaron el asalto a un piso en un barrio popular de La Haya, donde detuvieron a dos supuestos terroristas. Uno de ellos tuvo que ser evacuado en ambulancia al sufrir una herida en un hombro. Otro arresto relacionado con el caso se produjo en la ciudad de Utrecht.

El operativo había comenzado a la tres de la madrugada en el barrio Laakkwartier, donde más de la mitad de los residentes son inmigrantes. Una unidad de la policía se disponía a entrar en la vivienda sospechosa, localizada a raíz de una investigación especial sobre musulmanes radicales en Holanda, cuando los habitantes dispararon y lanzaron una granada que hirió a tres agentes. Dos de los policías fueron hospitalizados con heridas graves en las piernas y el abdomen, aunque sin que su vida corra peligro.

EVACUAR A LOS VECINOS La policía decidió interrumpir la operación, pedir refuerzos y evacuar a todos los vecinos ante el temor de que los inquilinos se inmolaran, como hicieron en abril en Leganés los autores del 11-M. Tras horas de tensión y negociaciones se optó por el asalto. Una vez concluido, un robot inspeccionó el piso en busca de explosivos.

Mientras duraba el asedio, que mantuvo a Holanda en vilo durante todo el día, se cerró el espacio aéreo de La Haya, donde se encuentran todos los edificios gubernamentales del país, hasta una altura de 700 metros. No fue una medida de seguridad, sino para evitar que la prensa, que no tenía visión de la vivienda sospechosa, alquilara helicópteros para tomar imágenes.

Durante el asalto, en una calle cercana se produjo un enfrentamiento entre holandeses de extrema derecha y un grupo de inmigrantes. La policía tuvo que intervenir para separarlos y detuvo a un holandés.

Fue un episodio más en un ambiente enrarecido y una creciente espiral de violencia en Holanda, casi una semana después del asesinato del cineasta Theo van Gogh a manos de un joven radical de origen marroquí. Durante la madrugada, desconocidos habían prendido fuego a un colegio islámico en Uden, en el sur del país, que quedó destruido.

En los días anteriores ya se produjeron intentos de quemar mezquitas y colegios musulmanes. Ante tal avalancha de incidentes, el primer ministro, el democristiano Jan-Peter Balkenende, condenó ayer los atentados contra los musulmanes.