Un día después de la llegada a Roma de la periodista italiana Giuliana Sgrena, la oposición de izquierdas renovó ayer su llamamiento para que el Gobierno de Italia dé la orden de regresar a sus tropas desplegadas en Irak.

"Después de un hecho gravísimo como la muerte de Nicola Calipari, la retirada de las tropas de Irak es un acto de salud pública", afirmó el líder de Refundación Comunista, Fausto Bertinotti.

Massimo d´Alema, presidente de los Demócratas de Izquierda, subrayó que si los progresistas criticaban la política de EEUU, no era "por antiamericanismo". Incluso Raffaele Costa, diputado de Forza Italia, el partido de Silvio Berlusconi, sugirió fijar ya una fecha para poner fin a la misión militar italiana en Irak.

CRITICOS DENTRO DEL GOBIERNO Dentro del propio Gobierno se alzaron numerosas voces para exigir al primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, firmeza ante EEUU. "Necesitamos que los culpables sean castigados y que los estadounidenses nos pidan excusas", demandó el ministro de Agricultura, Gianni Alemanno. "Somos aliados, pero no debemos dar la impresión de que nos subordinamos a ellos", concluyó. El titular de Relaciones Parlamentarias, Carlo Giovardani, aseguró no creer la versión oficial de EEUU.

La prensa italiana se hizo eco de todo tipo de conjeturas acerca de las razones del ataque al vehículo en el que viajaba Sgrena. "Los norteamericanos jamás habrían matado voluntariamente a un miembro de los servicios secretos italianos", escribió Il Messaggero . La Repubblica , por su parte, explicó el incidente a partir de la inexperiencia de las tropas estadounidenses que protegían la ruta, que acababan de llegar a Irak.