El pulso entre partidarios y detractores de la presencia siria en el Líbano ha entrado en una espiral de manifestaciones multitudinarias y de demostraciones de fuerza en la calle que genera inquietud, tanto en el Gobierno libanés como en algunas figuras de la oposición. Si la semana pasada la milicia shií Hizbulá reunió a centenares de miles de personas a favor de Damasco, la oposición congregó ayer a 800.000, según cifras del Ayuntamiento de Beirut, para exigir la salida total de las tropas sirias y la dimisión del presidente prosirio, Emile Lahud.

Fue una nueva marea humana roja y blanca --los colores de la bandera del Líbano-- difícil de cuantificar y que, según testigos presenciales, superó con creces a la manifestación de Hizbulá. Al igual que hizo en su momento la milicia shií, la oposición cifró ayer en un millón los libaneses que se congregaron en la plaza de los Mártires y en las calles adyacentes. Algunos portavoces calificaron la protesta como la más multitudinaria de la historia del Líbano.

LOS SUNIS SE UNEN La diferencia entre la protesta de ayer y las anteriores convocadas por la oposición es que esta vez ciudadanos musulmanes sunís se unieron masivamente a los cristianos y los drusos, que hasta el momento habían capitalizado la protesta desde el asesinato, el mes pasado, del exprimer ministro libanés Rafic Hariri, en un atentado con coche bomba en el centro de Beirut. Testigos presenciales hablaban de grandes embotellamientos de tráfico en las entradas de la capital a causa de los camiones y autocares de manifestantes procedentes de todo el país. Incluso hubo quien llegó a la zona de la manifestación en barca para salvar los problemas de tráfico. Por primera vez desde que comenzó la ocupación siria, habitantes del valle de la Bekaa fueron a manifestarse a Beirut.

Tras el éxito de convocatoria de Hizbulá, la oposición había preparado con esmero la manifestación de ayer que, como todas las anteriores, transcurrió de forma pacífica. El momento álgido se produjo a las 12.55 horas (una hora menos en España). A esa misma hora murió Hariri, por lo que la inmensa marea humana guardó un sobrecogedor silencio. Desde la tribuna de oradores, los representantes de la oposición reiteraron sus llamamientos a la dimisión de Lahud y exigieron saber la verdad sobre el asesinato de Hariri, del que acusan al espionaje sirio.

TEMORES DEL GOBIERNO La multitudinaria manifestación hizo que fuentes oficiales alertaran de que el Gobierno puede prohibir las manifestaciones ante el temor a que esta guerra de cifras acabe tarde o temprano en un estallido de violencia. El domingo, Hizbulá protagonizó otra multitudinaria manifestación prosiria en la ciudad de Nabatiyé.