Una vez más ha quedado demostrado que el poder del dinero es superior a cualquier consideración patriótica. Pinochet, que derrocó y asesinó a los componentes de un Gobierno elegido democráticamente para salvar a la patria de los rojos, lo único que de verdad buscaba era salvar su economía. La suya y la de sus generaciones venideras. En definitiva, el salvapatrias --líbrennos de ellos-- era un simple ladrón, un sinvergüenza que manejaba millones de dólares por medio mundo, incluido España, mientras aniquilaba a sus opositores políticos. Y encima ahora se hace pasar por loco.

*Periodista.