La violenta represión desatada contra los opositores al presidente sirio, Bashar el-Asad, no amedrenta a los manifestantes que ayer dejaron oír su voz con más fuerza que nunca desde que empezó la revuelta el pasado marzo. Más de un millón de personas tomaron las calles de diversas poblaciones sirias para reclamar otra vez la caída del régimen, arriesgándose a morir acribilladas por las balas de las fuerzas de seguridad. Las víctimas ayer fueron veinte, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.

"Estas son las manifestaciones más grandes que se han llevado a cabo hasta ahora, es un desafío claro a las autoridades, especialmente porque en Damasco ha protestado mucha gente", afirmó Rami Abdelrahman, director del Observatorio.

Solamente en la ciudad de Hama, a 210 kilómetros al norte de Damasco, se manifestaron más de 500.000 personas, y otras tantas lo hicieron en Deir Ezzor, en el este del país, según informó Abdelrahman.

En Damasco, donde las concentraciones opositoras solían ser poco numerosas, las cosas cambiaron ayer y un gran número de descontentos desfilaron por las calles al grito de "abajo El-Asad". Quizás porque había más manifestantes que nunca en la capital, las fuerzas de seguridad se cebaron con ellos y mataron a 11 en los barrios de Qabun y Rukn Eddin.

TANQUES Al sur de Siria, cerca de la frontera con Jordania, cuatro personas perdieron la vida, y en la provincia de Idlib, al noroeste, murieron tres manifestantes. Diversos testigos explicaron que en esta zona, próxima a la frontera con Turquía, había entrado el Ejército con tanques en algunas localidades, y que en la ciudad de Homs se produjeron dos muertos.

Militares y policías dispararon contra los manifestantes también en Deraa, al sur, y en Duma, a 15 kilómetros de Damasco, según explicó Abdel Karim Rihaoui, de la Liga Siria de Derechos Humanos.

La versión de la agencia oficial de noticias siria, Sana, sobre las protestas fue muy diferente: "Hombres armados han disparado contra las fuerzas del orden y los ciudadanos en Damasco, en Qabun y en Rukn Eddin", aseguró Sana, y volvió a atribuir la violencia a "bandas terroristas armadas". Un testigo explicó por teléfono desde el centro de Damasco a la agencia Reuters que los manifestantes gritaban: "Estamos en Midan y nos lanzan gases lacrimógenos".

Un vecino del barrio de Rukn Eddin contó que centenares de jóvenes con máscaras blancas se enfrentaron a las fuerzas de seguridad con palos y piedras.

BOICOT DE LA OPOSICIÓN La presión popular contra El-Asad parece estar aumentando, a pesar de que en los últimos días ha impulsado un "diálogo nacional" entre políticos e intelectuales sirios de diversas tendencias para reformar la Constitución. Muchos opositores han boicoteado esta iniciativa.