Humillado, pero dispuesto a recuperar las riendas de su imperio en peligro, Rupert Murdoch ha pedido perdón por "el daño causado a las personas afectadas" con las escuchas ilegales en un mensaje que se publicará este fin de semana en los principales diarios británicos, pero cuyo contenido se conoció ayer.

Después de 10 días de presiones y ante el peligro de que la crisis se extienda imparable al otro lado del Atlántico, Murdoch optó, muy a su pesar, por la cirugía y sacrificó también a su protegida, Rebekah Brooks.

"Me considero completamente responsable del daño que hayamos podido hacer a cierta gente. Lamento mucho lo que está ocurriendo", decía Rebekah Brooks en el correo electrónico, anunciando la renuncia, que envió a los empleados.

Su salida del grupo, reclamada desde todos los sectores sociales, se produce después de trabajar 22 años bajo la protección del empresario, que la consideraba como una hija y tras una carrera profesional tan controvertida como fulgurante. Brooks era directora de News of the World cuando el dominical pinchó el móvil de Milly Dowler, la niña asesinada, un caso que ha provocado la indignación general y ha sido el detonante de esta crisis.

Murdoch en persona se entrevistó ayer con los padres y la hermana de la pequeña, en un hotel de Londres, para "pedirles disculpas, sincera y humildemente", según Mark Lewis, el abogado de la familia. Como parte de este ostentoso ejercicio de relaciones públicas, el magnate pide hoy al país perdón, a toda página, en una publicidad insertada en siete diarios nacionales británicos, "por el daño causado a las personas afectadas" en el escándalo de las escuchas ilegales.

"News of the World estaba pidiendo cuentas a los demás, sin hacer su propio examen", dice el mensaje. "Lamentamos no haber actuado más rápidamente", señala también, reconociendo que "pedir simplemente perdón no es suficiente" y prometiendo dar "nuevos pasos concretos para resolver estos problemas y enmendar el daño que hemos causado", dice la nota.

COMPARECENCIA Rupert y su hijo James Murdoch, junto a Rebekah Brooks, deberán responder el próximo martes a las preguntas de los diputados de la comisión de medios de comunicación del Parlamento. Un hombre de confianza del grupo, el neozelandés Tom Mockridge, ha reemplazado a Brooks. Deberá encargarse de poner orden en la división británica de la compañía. Mockridge, un antiguo periodista con experiencia en relaciones públicas, era hasta ahora el responsable de Sky en Italia.

Nuevas revelaciones, conocidas ayer, ponen en aprietos a David Cameron. Andy Coulson, el antiguo director de News of the World y exjefe de comunicación de Cameron, fue el invitado de este en Chequers, la residencia de campo del primer ministro en marzo pasado, dos meses después de haber presentado la renuncia. La estrecha relación entre ambos se interpreta como una falta de juicio del líder conservador, a la vista de que Andy Coulson mantenía contactos con conocidos delincuentes.

Brooks fue también en dos ocasiones el año pasado la invitada en la residencia. Ella y Cameron son vecinos en el condado de Oxford y suelen verse los fines de semana montando a caballo y en cenas con algunos miembros de la familia Murdoch, que viven también en esa zona privilegiada.