Sin anuncio previo por motivos de seguridad, el Ejército afgano tomó ayer el control de la provincia de Bamiyan, hasta ahora ejercido por la misión de la OTAN en el país asiático. La ceremonia dio ayer el pistoletazo de salida a una prolongada y paulatina operación de transferencia de la seguridad de manos extranjeras a locales cuya finalización está prevista en el año 2014.

Un proceso no exento de importantes obstáculos que ponen en entredicho la capacidad de las fuerzas de seguridad afganas para controlar el país, dada la debilidad y el alto índice de corrupción instalados en el Gobierno que preside Hamid Karzai.

En el transcurso de esta semana, la operación se repetirá también en otras cinco zonas del país: la provincia de Panjshir (este) y las ciudades de Mihtarlam (este), Lashkar Gah (sur), Herat (oeste) y Mazar-i Sharif (norte).