Mucha prudencia, medida ambigüedad y ni un solo paso al frente en solitario. Así se podría resumir la postura que a lo largo del día de ayer mantuvo la diplomacia española durante el primer día de la visita del presidente de la Autoridad Palestina (AP), Mahmud Abbas, a España, donde fue recibido por el Rey con los honores de un jefe de Estado. Los mismos con los que hoy se le agasajará en Barcelona, donde hará escala para cenar con el presidente de la Generalitat, Artur Mas. En cualquier caso, la ministra de Exteriores y Cooperación, Trinidad Jiménez, escuchó, sonrió y reconoció la "legitimidad" que tienen los palestinos para reivindicar su reconocimiento como Estado. Sin embargo, no adelantó cual será la postura de España.

Jiménez almorzó con Abbas, quien le expuso en líneas generales las razones y objetivos de la estrategia palestina con vistas a la próxima sesión de la Asamblea General de Naciones Unidas en septiembre, según detalló el Ministerio de Asuntos Exteriores en un comunicado.

La jefa de la diplomacia española indicó a Abbas que "España definirá su posición a la vista de las propuestas que se presenten", aunque le avanzó que para el Gobierno el recurso a Naciones Unidas es "legítimo".

España adopta así una posición similar a la que el lunes expresó Noruega, otro de los principales donantes de la AP, respecto a las aspiraciones de los palestinos. Y no es otra que no mojarse. El temor, en definitiva, no es otro que avanzar en la más que previsible ruptura del consenso europeo en esta cuestión.

La Autoridad Palestina se muestra decidida a pedir en septiembre al Consejo de Seguridad de la ONU --donde España no tiene silla, lo que le permitiría mantener su ambigüedad-- que reconozca al Estado palestino como miembro de pleno derecho en la organización, se haya alcanzado o no para entonces un acuerdo con Israel.

LA ASAMBLEA Pero aun sin el apoyo del Consejo de Seguridad, a la AP aún le queda otra opción, que es dirigirse a la Asamblea General de la ONU, donde Estados Unidos no tiene capacidad de veto. Pero este camino, aunque parece más sencillo, no es tan eficaz, porque la Asamblea no tiene capacidad para reconocer el Estado palestino como miembro de la ONU, pero sí podría elevar el actual estatus de observador al de estado observador no miembro. No es lo que buscan los palestinos, pero es un paso más en su reconocimiento. Y en esa votación España sí debería mojarse.

Jiménez admitió el lunes que una declaración unilateral del Estado palestino, al que ya reconocen 120 países, sin avances en el proceso de paz, podría tener un "impacto político" pero no "consecuencias prácticas". De ahí que las autoridades españolas subrayen la necesidad de un Estado palestino fruto de las negociaciones con Israel.