Tocado, pero no hundido. El primer ministro, David Cameron, resistió ayer el movimiento de pánico que se había apoderado de los conservadores británicos por el escándalo de las escuchas. Tres horas estuvo el primer ministro defendiéndose, excusándose y evitando dar algunas explicaciones en la Cámara de los Comunes. Tras las comparecencias de la cúpula defenestrada de Scotland Yard y de Rupert y James Murdoch, el día anterior, era el turno del jefe del Gobierno de defender su comprometida posición en la actual crisis.

Cameron "lamentó", por primera vez, "el furor" causado por el nombramiento de Andy Coulson, exdirector de News of the World, como su jefe de comunicaciones. Ahora sabiendo todo lo sucedido, el primer ministro reconoció que no habría nombrado a Coulson, del que se deshizo el pasado mes de enero. "No le habría ofrecido el trabajo y hubiera esperado que él no lo aceptara. Pero no se toman las decisiones en retrospectiva. Se toman en el presente. Vives, aprendes y, créanme, que he aprendido", afirmó entre los gritos de los parlamentarios, en una sesión tempestuosa. La sangre a pesar de todo, no llegó al río.

El líder laborista, Ed Miliband volvió a reprocharle el nombramiento de Coulson, como "un error enorme de juicio", pero no aportó nuevos elementos y la discusión dio la impresión de girar sobre el mismo punto. Miliband también se interesó por otro detenido en las escuchas, Neil Wallis, que estuvo asesorando antes de las elecciones de mayo del 2010, a Coulson, cuando este era director de comunicación del Partido Conservador.

IGNORANTE HASTA EL SÁBADO Cameron dijo haber sabido de esa colaboración el pasado sábado. Los laboristas intentaron apretarle las tuercas, preguntándole insistentemente por sus conversaciones con ejecutivos del grupo de Murdoch, News Corporation, como Rebekah Brooks, sobre la compra del canal de televisión BSkyB, después fallida. Cameron respondió que no había tenido "ninguna conversación inapropiada", dejando la cuestión en el aire, por ahora.

Pese al cierre por vacaciones del Parlamento, el escándalo no ha terminado. La policía sigue estando bajo sospecha. El informe hecho público ayer por el comité parlamentario de Interior acusa a Scotland Yard de haber cometido "innumerables fallos" en la primera investigación sobre las escuchas telefónicas ilegales del dominical de Murdoch, en el año 2006. También denuncia, los "intentos deliberados" dela empresa de "frustrar" la investigación y la falta de "voluntad" de la policía para forzar la cooperación de la empresa. Los parlamentarios pedían más recursos para el grupo que investiga los pinchazos de 4.000 víctimas.

Rupert Murdoch había prometido en el Parlamento hacer limpieza a fondo en el escándalo de las escuchas. Pero, hasta ayer mismo, su grupo en Londres ha seguido pagando los gastos legales del investigador privado Glenn Mulcaire, condenado a seis meses de cárcel por pinchar los teléfonos de la familia real.