La hambruna se declara cuando dos adultos o cuatro niños de cada 10.000 habitantes de un país mueren cada día y un tercio de los menores están gravemente malnutridos. En dos regiones del sur de Somalia mueren seis personas al día y son más de la mitad de los niños los malnutridos, pero hasta ayer la ONU no decretó oficialmente la hambruna. Lo hizo a la vez que realizaba un llamamiento urgente de movilización de una comunidad internacional que oenegés como Oxfam han criticado por considerar una respuesta "lenta, inadecuada y complaciente" a una crisis que lleva tiempo gestándose.

Mark Bowden, el coordinador humanitario para Somalia de la ONU, lanzó la alerta por una "situación desesperada" que "requiere acción urgente para salvar vidas". Y cifró en 211 millones de euros la cantidad requerida en dos meses para evitar lo que ya se augura: que la hambruna se extienda a todo el país.

Los problemas afectan a todo el Cuerno de África, pero Somalia tiene retos especiales. Por la fuerza de Al Shabab, uno de los grupos vinculados al terrorismo islámico que más preocupa a Washington y que hasta hace unas semanas ha bloqueado la ayuda humanitaria, en los dos últimos años EEUU ha pasado de ser primer donante a séptimo.