"Me he despertado. No puedo dormir. Sola en mi habitación, mis sentidos reaccionan ante cualquier sonido. Voy a contar lo que sucedió. Lo que vi, lo que hice, lo que sentí". Con estas palabras iniciaba Prableen Kaur su desgarrador relato, en primera persona, de la masacre en Utoya.

Desde su blog, esta joven de origen paquistaní y perteneciente a las juventudes socialistas noruegas daba rienda suelta a toda la angustia que había vivido en las últimas horas.

"¿Por qué dispara la policía contra nosotros?", fue el primer pensamiento que pasó por la cabeza de Prableen y de los jóvenes reunidos en Utoya que, hasta ese momento, se creían a salvo del caos que vivía Oslo tras la explosión del coche bomba.

"Al comenzar los disparos, unos cuantos nos refugiamos en un edificio. Cuando entró y empezó a disparar solo pudimos saltar por las ventanas", recuerda Prableen, que asegura que, finalmente, para salvar la vida, se hizo pasar por muerta. Más de una hora pasó Prableen entre los cuerpos sin vida de otros dos jóvenes. Completamente inmóvil, el único movimiento que hizo fue "no dejar de actualizar mis perfiles de Twitter y Facebook, para que todos supieran que estaba bien".

La joven pudo escuchar como el falso policía remataba a algunas de las personas que yacían en el suelo. "En cuanto percibí que se alejaba, me levanté y salí corriendo hasta el mar. Allí había otros jóvenes y gente que se había acercado con sus botes para rescatarnos". En tierra firme, su única preocupación era encontrar a su mejor amigo, que también se encontraba en la isla. Ambos jóvenes se sienten afortunados de seguir con vida.