El nombre de Nafissatou Diallo, que supuestamente fue sexualmente agredida por Dominique Strauss-Kahn en una suite del Sofitel de Nueva York el 14 de mayo, hace tiempo que se había revelado en muchos medios. La reputación de una mujer a la que la policía creyó tan inmediatamente como para sacar al sospechoso de un avión solo unas horas después del incidente se hizo añicos cuando la fiscalía escribió una carta el 1 de julio al juez y a la defensa subrayando sus problemas de credibilidad por mentiras en su pasado.

Un tabloide, sin ninguna prueba, la acusó de prostituirse, y en un mundo periodístico alterado el rumor se propagó. Así que Nafissatou Diallo decidió conceder dos entrevistas y dar su propia versión de los hechos.

El domingo Newsweek y ayer la cadena de televisión ABC presentaron al mundo a Nafissatou Diallo, Nafi. Lectores y televidentes encontraron la misma versión, detallada y emocional, de lo ocurrido. Pero mientras en el semanario había que fiarse de las percepciones del periodista (para quien las lágrimas de la mujer "algunas veces parecían forzadas", pero la ve como "una testigo convincente"), la entrevista en televisión permitía formarse una opinión sin intermediarios. Y por primera vez se conoció directamente la versión de una de las dos partes que saben qué ocurrió en aquella suite.

En las dos entrevistas, Diallo repitió su detallado recuerdo de lo ocurrido. Según su relato entró a la suite 2806 después de que saliera un camarero y hasta en tres ocasiones dijo "¿Hola? Limpieza de habitaciones", sin encontrar respuesta. Entonces salió del baño un hombre de pelo blanco desnudo, ante lo que ella reaccionó con un: "¡Oh, Dios mío, lo siento tanto", pero el hombre le dijo: "No tienes que sentirlo". "Me pareció un hombre loco", dijo Diallo a Newsweek.

Entonces se produjo la agresión. Supuestamente le agarró el pecho, le dijo que era hermosa y ella le imploró: "Señor, deténgase, no quiero perder mi trabajo". Él habría contestado: "No vas a perderlo", la habría tirado con violencia en la cama, intentando forzarla a mantener sexo oral. Ella dice que se resistió cerrando la boca y moviendo la cabeza, e intentó despistarle diciendo que había un supervisor.

"No quería hacerle daño, no quería perder mi trabajo", ha explicado Diallo, en un testimonio que explicaría por qué no se encontraron marcas en el cuerpo de Strauss-Kahn.

NUEVE MINUTOS La segunda parte del ataque se habría producido cuando él la empujó hasta el baño de la habitación, le levantó el uniforme y le bajó las medias y le agarró con fuerza la pelvis (un contacto que de alguna manera debió producirse, pues los informes médicos señalan que tenía la zona enrojecida). Luego la forzó a arrodillarse y logró forzar la felación. "Me cogió la cabeza tan fuerte...", ha dicho Nafissatou Diallo. El encuentro no habría durado más de nueve minutos.

La mujer asegura que no quería aparecer en público, pero que cambió de parecer. "No tengo opción", ha dicho. "Por su culpa me llaman prostituta. Quiero que vaya a la cárcel. Que sepa que hay sitios donde no puedes usar tu poder".