"Ahora mismo la sensación es de desolación. Se respira la tristeza en todas partes". Así describe el ambiente de las calles de Oslo Suni Aranda, una zaragozana afincada desde hace un año en la capital escandinava, tras la masacre sin sentido del viernes pasado. "Ha sido un golpe bajo y duro en las bases de esta sociedad y va a costar mucho recuperar la confianza y la vida que llevaban", expresa esta científica de 32 años.

Suni volvía de su trabajo fuera de la ciudad a su casa en la capital. "Durante el trayecto me llamaron para informarme de que había habido una explosión en el centro y para comprobar si estaba bien, porque vivo a unas 5 manzanas de allí".

Cuando todavía no se tenía noticia del tiroteo en la isla de Utoya, en Oslo "sentían incredulidad", afirma Suni. "La gente quería pensar que había sido un accidente y no un atentado. No se concebía algo tan extremado, una violencia tan radical en un país como éste". Tras el desconcierto inicial llegaron la preocupación y el miedo, que se han adueñado del ánimo de los noruegos. Por un lado porque "que haya sido una sola persona parece que te da una garantía de que no volverá a suceder, pero claro, siempre puede haber otro loco que ataque a una sociedad entera".

Por otro, y quizás sea esta una herida mucho más profunda, "el miedo es que se pierda esa convivencia pacífica y esa confianza en el prójimo", en uno de los países con mayor calidad de vida del mundo. El deseo de esta aragonesa y de la población noruega es "que esto reafirme si cabe aún más los valores democráticos que abanderan y la sensación de seguridad y tranquilidad que se disfruta en este país", al menos hasta la semana pasada.

PREOCUPACIÓN CRECIENTE Suni Aranda, que emigró por motivos de trabajo, reconoce que sí hay cierta preocupación por la inmigración entre algunos sectores más conservadores de la población, pero "manifiestan su postura en el marco democrático y siempre desde el respeto a la libertad" de expresión y otros derechos. "El extremismo es algo fuera de lugar en Noruega. Esto ha sido un ataque desde la maldad más profunda, no desde el fanatismo. Ha atacado a la propia sociedad desde dentro", añade.