El alcalde de Kandahar, principal ciudad del sur de Afganistán y bastión tradicional de los talibanes, murió ayer en un atentado suicida, dos semanas después del asesinato de Ahmed Wali Karzai, hermanastro del presidente Karzai y hombre fuerte de la región. Ghulam Haidar Hamidi, de 65 años, perdió la vida cuando un kamikaze hizo estallar una bomba que llevaba oculta bajo el turbante mientras el alcalde estaba reunido con unos vecinos.

El ataque fue reivindicado por la insurgencia talibán, aunque las autoridades no descartaron ayer otras pistas sobre la autoría. Se trata de otro duro golpe para el presidente Karzai, que en solo dos semanas ha perdido a tres de sus más fieles colaboradores en el sur de Afganistán, una región estratégica. Además de Wali Karzai y de Haidar, los talibanes mataron también, el pasado día 17, al líder tribal Jan Mohamed Khan, durante un espectacular ataque contra su residencia en Kabul.

El alcalde Haidar, que había sido ministro de Finanzas antes del régimen talibán, se exilió a Pakistán y luego a EEUU tras la ocupación soviética de Afganistán, y volvió en el 2006 para asumir la jefatura local de Kandahar a petición expresa del presidente Karzai. En marzo del 2009 escapó de otro atentado con bomba. "Haidar era un hombre muy importante en Kandahar y un aliado muy cercano de Karzai, tenía todo el apoyo del presidente y de su familia", dijo a Efe un miembro del Consejo Provincial de Kandahar, Lalai Dastgiri.

CENTRO ESPIRUTUAL Kandahar está considerado el centro espiritual del movimiento insurgente talibán y es escenario de frecuentes atentados y otros incidentes violentos, que se han recrudecido en los últimos meses. Según un informe de la ONU, Kandahar concentró más de la mitad de asesinatos cometidos en Afganistán entre abril y junio. El propio jefe de la policía provincial, Khan Mohammad Khan, fue asesinado a mediados de abril. El atentado de ayer acrecienta la incertidumbre y los temores de un aumento de la inestabilidad en el marco de la retirada de tropas de la OTAN y del traspaso de la seguridad local a las fuerzas afganas, que este mes han asumido el control de siete zonas del país.