Todas las sospechas sobre la muerte del jefe militar de los rebeldes, Abdel Fatah Yunis, se disiparon ayer después de que efectivos de la Alianza Atlántica, según fuentes del gobierno de Transición consultadas por este diario, entregaran pruebas a las autoridades de Bengasi, la capital liberada, en las que se ponía de manifiesto que el general fue secuestrado por una facción rival vinculada al yihadismo. Su asesinato --fue acribillado a tiros y carbonizado-- responde a los lazos que seguía manteniendo con el coronel Muamar el Gadafi.

Sin embargo, en Bengasi, capital del bastión rebelde, sigue el rumor de que agentes de Gadafi están tras este ataque porque así desestabilizaba el movimiento y ratificaba su tesis sobre el nacimiento de grupúsculos en la zona. El Consejo Nacional Transitorio (CNT), máximo órgano insurgente, declaró tres días de luto, que acaban hoy.