El rey de Marruecos, Mohamed VI, aprovechó su aniversario en el trono que ocupa desde hace 12 años para tender una mano a Argelia, su principal enemigo. El monarca se mostró favorable a abrir la frontera terrestre que comparten ambos países y que permanece cerrada desde el año 1994 por decisión del Gobierno argelino. Aunque el trasfondo de su maltrecha relación se encuentra en el conflicto del Sáhara Occidental, que dura ya 35 años.

Mohamed VI aseguró, durante la celebración más importante del calendario marroquí, que su país se compromete a iniciar una nueva dinámica en las relaciones con Argelia en la que se solucionen "todas las cuestiones pendientes" para alcanzar "la normalización" completa, y destacó la "positiva cadencia" que están registrando los actuales encuentros ministeriales y sectoriales acordados con Argelia.