Segundo fracaso de los países del euro en menos de una semana. Los ministros de economía y finanzas de la Eurozona fueron ayer incapaces de convencer a Grecia de que solicite la extensión del programa de rescate que expira el 28 de febrero. Atenas, que ve la prórroga como "parte del problema y no la solución", volvió a enrocarse y la reunión terminó en ultimátum. Según anunció el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, el ejecutivo de Alexis Tsipras tiene hasta el viernes para decidir si solicita la extensión que le reclaman todos sus socios. "Dado el tiempo que tenemos y los plazos parlamentarios podemos utilizar esta semana. Pero eso es todo. Si llega una petición de extensión la analizaremos y si hay un resultado positivo podríamos tener un Eurogrupo extraordinario el viernes", precisó.

De esta forma el Eurogrupo pone de nuevo la pelota en el tejado de Atenas. "No hay alternativa a la extensión del programa. La unión funciona con reglas y las reglas deben ser respetadas", advertía durante la rueda de prensa final el comisario de asuntos económicos, Pierre Moscovici, "dispuesto a encontrar un equilibrio" que todavía brilla por su ausencia. Y es que la reunión volvió a poner de manifiesto que nadie está dispuesto a ceder. La reunión arrancó con los ecos de dos entrevistas que evidencian la animosidad que persiste entre Atenas y Berlín. "Las líneas que hemos presentado como rojas no se cruzarán. De lo contrario, no serían auténticamente rojas, sino simplemente un farol. Desistiremos, sean cuales sean las consecuencias, de acuerdos que son equivocados para Grecia y equivocados para Europa. No más préstamos, no hasta que tengamos un plan creíble para hacer crecer la economía", zanjaba Varoufakis en un artículo publicado por el New York Times.

"Sospecho que se trata también de una partida de poker por parte del nuevo gobierno, que ha tenido mucho éxito en una peculiar campaña electoral en Grecia", respondía poco después Wolfgang Schaüble en una entrevista concedida a la radio alemana Deutschlandfunk, lamentando que los griegos hayan escogido "un gobierno que se comporta de manera bastante irresponsable en este momento". Un dardo envenenado que Atenas no dejó pasar sin respuesta y que caldeó de nuevo los prolegómenos de la reunión. "Qué es irresponsable y qué es responsable es subjetivo", respondió el portavoz del gobierno, Gabriel Sakelaridis, advirtiendo que él también podría tachar a Berlín de irresponsable. "No podemos dar por terminada la negociación si no hay un acuerdo beneficioso para todos. Hay que poner fin al absurdo", zanjó.

El resultado de este cruce de declaraciones, tal y como auguraban buena parte de los ministros a su llegada a la reunión, fue un enrocamiento de posiciones. Varoufakis, que compareció al término de la reunión en una sala abarrotada, explicó y repitió que su gobierno no aceptará una prórroga del programa de rescate actual porque es "parte del problema y no la solución" y porque no puede ser completado con éxito. "Este programa es parte del problema y no de la solución y sería absolutamente incongruente y un acto de subterfugio prometer a nuestros socios que vamos a completar con éxito un programa cuya lógica hemos desafiado", aseguró.

RESPUESTA GRIEGA Frente al ultimátum de cuatro días dado por sus colegas, el titular de finanzas griego respondió que "en la historia de la Unión Europea nunca ha salido nada bueno de los ultimátum" aunque se mostró confiado en que podrán reconducir la situación y encontrar "un acuerdo honorable" en las próximas 48 horas. "No tengo dudas de que las negociaciones continuarán en los próximos días y que habrá un acuerdo terapéutico para Grecia y bueno para Europa", insistió.

El borrador de declaración filtrado ayer ofrecía a Grecia una extensión del programa, con vistas a ganar tiempo y negociar en paralelo un nuevo acuerdo, con el compromiso de examinar alguna flexibilidad y a cambio del cumplimiento de varias condiciones. Desde que las autoridades griegas se abstengan de adoptar medidas unilaterales, hasta que trabajen con sus socios internacionales en ámbitos como la fiscalidad, las privatizaciones, y las reformas del mercado laboral, el sector financiero y las pensiones o se comprometan a no poner en peligro la estabilidad financiera. Varoufakis aseguró que están "dispuestos a alcanzar un acuerdo en los dos próximos días".