Los combates fuerzan la huida de Trípoli de unas 2.000 personas
La historia se repite para Libia después del nuevo estallido de violencia promovido por el mariscal Halifa Hafter y sus leales, que el pasado miércoles lanzaron una ofensiva para atribuirse también el control de Trípoli, la capital, que ayer volvieron a bombardear en un ataque combinado cuyo objetivo fue el único aeropuerto que todavía funcionaba y que hubo que cerrar.
Hasta el momento, Hafter se había impuesto en la región de la Cirenaica, al este del país, y en la región de Fezzan, al sur del Libia, donde ha sellado varios acuerdos con los grupos tribales de la zona en aras a alcanzar una mayor hegemonía política y económica. Los combates han provocado que alrededor de 2.200 personas hayan abandonado sus hogares, a los que hay que sumar los 1.300 refugiados y migrantes retenidos en diferentes centros cerca de las líneas de fuego donde se enfrentan las tropas de Fayez Sarraj, jefe del Gobierno de Unidad Nacional (GNA) y el Ejército Nacional de Libia (LNA), este último respaldado por actores occidentales y regionales de Oriente Próximo.
Los muertos de ayer ascendieron a 30, según fuentes hospitalarias, que se suman a los 21 del domingo.
Más en Internacional
-
La negativa de un país a reconocer el cambio de nombre y género vulnera el derecho de la UE
-
Putin ofrece diálogo a Occidente en igualdad de condiciones y defiende un nuevo orden mundial "más justo"
-
Las disputas en la izquierda boliviana amenazan con hacer descarrilar al partido de Evo Morales
-
Borrell, sobre la ofensiva terrestre en Rafah: "Me temo que esto volverá a causar muchas víctimas civiles"