Torrijas, trufas, tartas de queso, chocolate y otras dulces exquisiteces, hasta un total de 400 postres, se dieron cita en la VIII Muestra de Repostería de Uncastillo. Un evento gastronómico, celebrado el día 7 de diciembre, que congregó a ocho asociaciones de mujeres de Pinsoro, Castejón, Piedratajada, Sádaba, Luna, Biota, Zaragoza y Figarol (Navarra) que llevaron hasta el municipio cincovillés los postres más tradicionales de cada localidad, para mostrar "la riqueza culinaria de la comarca. Además, con todas las recetas se elaborará un libro que recoga la tradición de postres de la zona", comentó José Luis Abenia, alcalde de Uncastillo, quien participó en la muestra, una cita obligada en el calendario festivo de Uncastillo que congrega, año tras año, "a más reposteras", tal y como asegura la presidenta de la Asociación de Mujeres El Cuco, Marisa Acín.

Cada una de las asociaciones de mujeres llevó a la muestra los postres más representativos, como la mujeres de Pinsoro, que elaboraron sus clásicos Mateos , una torta hecha con hojaldre, crema, almendras y manzana, que se "realiza de forma totalmente artesanal y cuyo nombre responde al patrón del municipio", apunta la alcaldesa, Rosa González. Las de Sádaba llevaron tortas de manteca, un dulce hecho con huevo y harina, que es original del municipio.

Desde Biota llegaron hasta Uncastillo las exquisitas tortas de alma, rellenas de cabello de ángel o membrillo. Por su parte, las de Piedratajada llevaron empanada de calabaza, un postre que se hace exclusivamente para Navidad.

Las uncastilleras mostraron su buen hacer en el ámbito de la repostería, ya que las mujeres de la Asociación de El Cuco, que participaron en la organización del evento, llevaron el tradicional mostillo, los sequillos o las cañas rellenas. Aunque, lo más curioso de la velada, fueron las tripas de monja y las orejas de frailes, dos postres elaborados por Charo Paricio, "según una antiquísima receta que conocí a través de mi abuela, que regentaba la antigua fonda de Uncastillo".

Asimismo, los cheffs de los restaurantes de Uncastillo mostraron sus delicatessen culinarias, como las exquisitas trufas negras y blancas de Casa Sierra, o los créps de Casa Gordún, con mermelada y queso fresco, elaborado en la localidad.

La anécdota más curiosa de la exhibición les ocurrió a las mujeres de Castejón de Valdejasa, ya que, al entrar al pabellón polideportivo vieron como se les caía al suelo un exquisito flan de huevo, que había elaborado Fe Ruiz. A pesar del percance, las castejoneras pusieron sobre la mesa otras muchas exquisitices, como los emblemáticos fullatres, hechos con miel caliente, las rosetas, confeccionadas con un molde en forma de flor de más de cien años de antiguedad, y farinosos, con manzana por dentro, "aunque antes se hacía con membrillo, que era una fruta muy típica del invierno en este municipio y en otros", apunta María del Mar Lobato, presidenta de la Asociación de Mujeres La Paloma, de Castejón.