El 20 de febrero votamos a la Constitución Europea, un camino para reflejarnos en el espejo de la mujer europea ¿En qué se parecen una finlandesa y una francesa? En que tienen el mayor número de hijos de la Unión Europea (1,88 y 2,1 respectivamente) ¿Y una alemana y una inglesa? En que encabezan la lista negra europea del mayor número de mujeres asesinadas por sus parejas?. La Unión Europea son 25 países y 456 millones de habitantes, de los que más o menos la mitad son mujeres. Mujeres con idénticos ideales y objetivos: igualdad, paridad, conciliación de la vida familiar y profesional, aunque algunos países están más lejos que otros de alcanzarlos.

Nos sorprende el aire de libertad que llega de la esquina norte de Europa. En Finlandia , que la presidenta, Tarja Halonen, sea madre soltera y nadie sepa quién es el padre de su hija no ha sido un obstáculo para ser elegida. Allí las mujeres están acostumbradas a asumir un punto de vista masculino, no en vano fue el primer país europeo en el que se les reconoció el derecho al voto. Existe incluso una Asociación de Hombres Confundidos que no entienden el salto que han dado sus compatriotas. La oficina antidiscriminación multa a las empresas que no cumplen la igualdad salarial. Además , la baja por maternidad es de un año con sueldo completo y la posibilidad de extenderlo a tres de excedencia. En esto van muy por delante de las españolas como también en la libertad sexual. La relación con el cuerpo es más natural, ellos están acostumbrados a verse desnudos en saunas o en los lagos que suelen tener en sus casas de campo. En este país de sólo nueve millones de habitantes, los meses de permiso de maternidad están tan asumidos por los hombres que ellos suelen disfrutar de los cuatro últimos. Allí las tareas domésticas se comparten al 50%, dejar de trabajar para ocuparse de los hijos es inconcebible y está fuera de la normalidad. En Finlandia la tasa de paro femenina está muy por debajo de la masculina.

En cuanto a Inglaterra , las inglesas creen que en España hay demasiado control y normas para todo y que las madres españolas somos muy controladoras. En Inglaterra no existe este control estricto sobre los hijos, y las madres están muy respaldadas por sus parejas y se sorprenden de que los jóvenes españoles sólo abandonan el hogar familiar cuando tienen una vivienda. Allí predomina el alquiler.

Alemania, representa junto con sus vecinos los belgas, austríacos y holandeses, a la próspera centroeuropa. Se les exige más profesionalidad, y se les valora por su labor y no por su apariencia. Alemania pertenece a ese grupo de países privilegiados donde la diferencia por género en las tasas del paro es positiva para ellas: 10,2 hombres y 9,3 mujeres.

En España sin embargo, la sociedad todavía se mueve por patrones machistas. En el Gobierno austríaco de once ministros, cuatro son mujeres y además en ministerios claves como Exterior ,Interior, Justicia y el que engloba competencias como educación y sanidad. En Austria la protección de las madres trabajadoras está reglada desde hace dos generaciones. Es obligatorio dejar de trabajar ocho semanas antes del parto y el puesto de trabajo está garantizado hasta dos años después.

Un punto de vista diferente es el de los recién llegados países del Este: Polonia, República Checa, Eslovaquia, Eslovenia y Hungría en los que las mujeres suelen estar acostumbradas a ocupar puestos de trabajo tradicionalmente masculinos como soldadoras o mecánicas. Es la herencia del socialismo: había trabajo para todos y todas.

En cuanto a Francia, los partidos prefieren pagar una multa a respetar la ley de paridad. Pero la alcaldía de París es modélica: las mujeres son mayoría y las guarderías son una prioridad en el presupuesto hasta tal punto que hay una en el ayuntamiento. Las francesas creen que las españolas deberíamos darnos cuenta que la vida familiar no es un obstáculo para nuestra carrera. En Francia la familia está más desestructurada y más de la mitad de los hijos nacen fuera del matrimonio.

En el ámbito mediterráneo, Portugal, España, Italia, Malta, Grecia y Chipre tienen valores similares. En Italia y Grecia llama la atención que ambos países poseen la tasa más baja de actividad femenina, un 37,3% y una de las más altas de desempleo, el 11,8%. En general italianas y españolas tienen los mismos problemas, necesitan un cambio en la definición social de los géneros porque la mujer se ha incorporado a la esfera pública pero está pendiente la incorporación del hombre a la privada.

En España hay alta tasa de paro femenino (15,8%), la más tardía edad de maternidad (30,7%) y el menor número de hijos por mujer (1,25).Sólo se ha resuelto la primera parte, la incorporación de la mujer al trabajo y queda pendiente la conciliación familiar y las ayudas para que la mujer no tenga que elegir entre trabajo y familia.

M.M. AIRBE