El gran homenajeado en estas jornadas de paleontología fue Peter Carls, un paleontólogo alemán que ha pasado 44 años de su vida estudiando distintos yacimientos aragoneses.

La zona limítrofe entre Zaragoza y Teruel ha sido el foco principal de sus estudios, una experiencia que ha trascendido la vida profesional de Peter Carls para ocupar una parte muy importante de su vida personal. "Si tengo algo de mérito no es solo mío, siempre he contado con la ayuda de amigos y de las poblaciones donde he trabajado", explicaba el profesor. De ahí que, a pesar de la alegría de un homenaje que le brindaba la oportunidad de reunirse con muchos de sus colegas, Peter recuerde la fonda de la tía Simona, en Badules, o la ayuda de muchas personas aragonesas, "mis baturricos", a quienes hace extensible este galardón.

Estas localidades siguen siendo muy importantes para Peter, quien ha podido seguir su evolución en estas décadas. "El bienestar económico ha aumentado de forma progresiva pero, estos pueblos concretamente, se han quedado despoblados, no hay juventud. En verano aun hay vida y las casas siguen en pie porque la gente ama sus pueblos y las mantiene", explicaba el profesor alemán al tiempo que se mostraba solidario con las manifestaciones de la plataforma "Teruel Existe".

Quienes conocer a Peter hablan de él como un ejemplo de la colaboración que ocupaba esta edición de las jornadas de paleontología. Según recuerda cuando llegó a España, a finales de la década de los cincuenta, no existía Geología en Zaragoza y un par de décadas más tarde se empezó a gestar el departamento de Ciencias de la Tierra. "Era un error de los científicos españoles pensar que estaban atrás, yo vi mucha gente que en el campo, con los métodos antiguos, trabajaban muy bien", explicaba Carls sobre la prehistoria de la investigación paleontológica aragonesa. Ahora, además de destacar la modernidad de las universidades, el profesor también hace hincapié el importante apoyo que supone para esta ciencia la existencia de tantos aficionados, algo que se puede ver en estas jornadas.

Además de a Badules y otros municipios, Carls también es fiel a Ricla, y no sólo por motivos científicos. Así, el profesor recuerda los vinos que Antonio Bartolomé le ha dado a gustar a lo largo de los años como un ejemplo de la buena acogida que el municipio da a los jornalistas que, cada dos años, ocupan la localidad.

También reconoce el entusiasmo de la asociación Bajo Jalón por mantener edición tras edición esta cita, marcada ya en los calendarios de muchos científicos y la cordialidad con la que la población acoge estas jornadas.

C.V.