Épila volvió a celebrar todos los actos de su Semana Santa después de dos años de restricciones por la pandemia. Unas celebraciones en las que destacan actos tradicionales y únicos de este municipio como el que tiene lugar entre el Jueves Santo y el Viernes Santo. Entre esos días se realizó el conocido como Encierro del Alcalde, un acto en el que el regidor epilense se encierra en su domicilio para guardar las llaves del sagrario tras acabar el oficio religioso y no puede salir a la calle. El sacerdote oficiante pone la llave que lo cierra en manos del alcalde, más exactamente se la cuelga al cuello, mientras el primer edil está postrado de rodillas. Luego se dirige a su domicilio, acompañado por una comitiva, recorriendo las calles de forma simbólica para cumplir con el encierro.

El alcalde recibe las llaves del sagrario para comenzar su encierro. | SERVICIO ESPECIAL

Otro de los actos más destacados de estos días de Pasión tiene lugar el Viernes Santo por la mañana con la Adoración al Santísimo en el Monumento por las Marías, en el que las niñas que acompañan se convierten en protagonistas del acto.

Tres pequeñas se convierten en Marías ataviadas con mantos negros de terciopelo y bordados en oro, a imitación de la Virgen Dolorosa, heredados y realizados en muchas ocasiones por familiares, donde el cariño por esta tradición se pone aún más de manifiesto.

Y es por todo ello que las mujeres de Épila que en su infancia han sido Marías aseguran que mantienen el recuerdo de ese momento con orgullo.

Dos momentos especiales y emotivos en medio de unos días en los que los vecinos han podido volver a vivir y a vibrar en la calle con los actos más tradicionales de la Semana Santa epilense, muy esperada tras casi mil días desde la última vez.