El Museo del Vino de Cariñena acoge una exposición del escultor aragonés Juan Carlos Laporta Samitier. Durante el acto inaugural, el 7 de noviembre, y ante un nutrido grupo de visitantes Laporta fue analizando su obra, con todo tipo de explicaciones referentes a su representación, forma y métodos de trabajo. Esta exposición se podrá visitar hasta el próximo 11 de enero en horario de 10 a 14 h. y de 16 a 19 h. de lunes a viernes, los sábados de 11 a 14. y de 17 a 20 h. y los domingos y festivos sólo en horario de mañana.

Laporta comenzó su formación en 1968 con sus primeros estudios de pintura con Joaquín Cólera Gascón, posteriormente cursó técnicas del óleo en la Escuela de Artes de Zaragoza, de dibujo en el Estudio de Alejandro Cañada en Zaragoza y un curso en piedra con Francisco Rallo Lahoz, en Zaragoza. Desde 1973 Juan Carlos Laporta ha participado en numerosas exposiciones escultóricas y de pintura.

La obra de Juan Carlos Laporta se enmarca dentro de la rica tradición escultórica aragonesa. Dentro de sus influencias confesadas encontramos al escultor Pablo Serrano. Y en efecto podemos observar su magisterio en Juan Carlos Laporta en las formas que en ocasiones recuerdan las de aquel, al realizar sus retratos de corte expresionista, en sus "interpretaciones del Prado", en las que la figura humana se estiliza, y en la búsqueda de la raíz. También une la versatilidad y el juego con las diferentes tendencias de la vanguardia, que invita a ambos autores a explorar caminos expresivos de lo más variado.

Este artista zaragozano ha mostrado a lo largo de la geografía española obras del más diverso carácter, desde los bronces, que hoy podemos contemplar, pasando por grandes piezas de madera, rememorando sus orígenes como hijo de carpintero, hasta el juego con objetos encontrados. En todos los casos, como ya señaló Ricardo Centellas, "sigue una pasión creadora", que le lleva a no entender de "especialidades y divisiones en el arte". Aún así es de reseñar el carácter escultórico de su obra; destacando el juego con lo lleno y lo hueco.

Fue esta preocupación por el volumen lo que le llevó a comenzar su producción escultórica, tras haberse dedicado en un principio a la pintura, realizando obras, que en la actualidad considera "bocetos escultóricos". Dentro de este eclecticismo, se aprecia la tendencia hacia el universo de lo íntimo, de lo personal. Juan Carlos nos presenta su pequeño mundo, invitándonos a identificarnos con él. Con gran sensibilidad, el autor muestra una obra surgida de sus propias vivencias, que sin embargo es capaz de universalizarse apelando a lo cotidiano. Estas dos características, la diversificación de modos plásticos de expresión y la muestra de un universo íntimo y personal, hablan de un artista inmerso en la posmodernidad.

Sus constantes homenajes, que en su producción escultórica nos traen ecos, no solo de Pablo Serrano, sino también de otros insignes escultores como García Condoy. Homenajes que le acercan al surrealismo de Dalí como maestro en su producción pictórica. Todo esto nos habla de ese juego con el arte tan característico de dicho período.

Aún siendo las vías de expresión del artista, prácticamente infinitas, su producción, concebida como un juego con la materia, contiene referentes figurativos. Sólo en una breve serie pictórica practicó la pura abstracción. En esta exposición, podemos apreciar este nexo con el mundo de lo real; aún siendo muy fina la línea que une las obras con lo representado.

OLATZ ARECHAGA GOMEZ