Son las memorias de un niño rural en la posguerra, pero situadas en cualquier lugar de la España de entonces, no están ubicadas en Paniza. Con este objetivo, Santiago Sancho Vallestín, maestro nacional jubilado, nacido en Paniza nos trae sus experiencias de niño en el libro publicado con el titulo Siempre en el Corazón , pero que aún resulta más esclarecedor su subtítulo: memorias de un niño rural en la posguerra; 1939-1969 . Son diez años escritos en breves relatos poéticos, siguiendo el orden estacional del año, "porque he querido plasmar lo que ocurre y lo que le ocurre y siente un niño durante todo el año, pero sin un carácter localista, de un pueblo en concreto". Santiago Sancho reconoce que la parte principal del trabajo está relacionado con la Iglesia. "Esa madrastra, que atesoraba todo, que se superponía a todos y que era donde más tiempo se pasaba. Era un poder más que reducía las nulas opciones de libertad que teníamos. Eramos niños sin libertad, y sin nada".

Sin embargo, los relatos de Santiago Sancho no son pesimistas. "Sin darnos cuenta, éramos felices, porque la niñez te ayuda a ser feliz, sobre todo porque estás en contacto con la naturaleza, y ello en el medio rural contrarresta la falta de libertad". Pero, su optimismo no es tan fuerte como para no negar que el relato es "sobre un tiempo que nunca debió existir, de una época triste, anodina".

La sensibilidad de Santiago por la niñez viene determinada por la muerte de su madre, cuando escasamente contaba con 9 años de edad. "Ello me influyó mucho en la forma de ver las cosas", asume con pesar Santiago, a pesar del los muchos años transcurridos. En todo caso, su dedicación a la enseñanza se debe porque era una carrera corta y con una rápida incorporación al trabajo. Aunque alude a que en los veranos, en su casa de Paniza ya montaba su pequeña escuela para sus pequeños vecinos. De hecho, ello también le ha servido para acentuar, en su libro, la gran participación que los niños tenían en todas las actividades de un pueblo, en las peculiares semanas santas, en las navidades, y sobre todo en las épocas de vacaciones, y como apoyo a las trabajos agrarios. "Los niños son los ojos por los que veo el devenir de esa época española. Su concepto de la amistad, su ingenuidad, y las posibilidades de estar en la naturaleza son los ejes sobre los que se mueven los 66 breves relatos", resume este maestro jubilado, quien en todo momento reitera que "no es bueno ocultar los hechos, por ello sólo pretendo dar a conocer una época, embrumada, difícil y encima bendecida por la ubicua santa madre iglesia".

Ante estas fortísimas ataduras, en aquellos años "mi única libertad era el contacto con la naturaleza. Ver como crecían las plantas, como evolucionaban, sin trabas y libremente, son las sensaciones de un niño en el medio rural". Santiago también vio de pequeño lo que vieron muchos más niños, cree sin duda alguna. El libro se presenta el 19 de noviembre en la Biblioteca de Aragón.