PUNTO FINAL A LAS ACTUACIONES VERANIEGAS

Los Secretos lidera la trilogía de conciertos que cierra el SoNna

La actuación de Ariel Rot y Kiko Veneno fue interrumpida por la fuerte lluvia

Alrededor de 2.000 personas no quisieron perderse el concierto de Los Secretos en la Cartuja de las Fuentes. | DPH

Alrededor de 2.000 personas no quisieron perderse el concierto de Los Secretos en la Cartuja de las Fuentes. | DPH / la crónica cronicas@aragon.elperiodico.com

La Crónica

Los Secretos, histórico grupo madrileño, llenó el aforo previsto en la Cartuja de las Fuentes de Sariñena durante las más de dos horas de concierto en el que sonaron todas sus canciones míticas. Cerca de dos mil personas se dieron cita en la Cartuja de Nuestra Señora de las Fuentes de Sariñena para escuchar a una banda que es ya historia de la música española. Los Secretos mantienen una encomiable capacidad de convocatoria cuarenta y cinco años después de su fundación y lograron atraer al SoNna Huesca a un público veterano que ya había cumplido los 50, pero que respondió como si viviera una segunda juventud.

Los temas sonaron como siempre, pero al margen de la foto final con el público, el sexteto no se permitió adorno ni alegría alguna. Ni siquiera Álvaro Urquijo estuvo especialmente locuaz. Pero lo cierto es que a sus incondicionales no pareció importarles demasiado. Allí estaban Los Secretos y sonaban igual que siempre. Los madrileños comenzaron con sus éxitos más recientes pero las canciones que todo el mundo recordaba no se hicieron esperar. El tercer tema fue ya La calle del olvido y eso ayudó al respetable a meterse en harina. Mediado el concierto hubo un momento para el recuerdo de los que ya se han marchado, que en el caso de Los Secretos, son muchos. La primera dedicatoria fue para el padre del bajista, Juanjo Ramos, fallecido muy recientemente, para quien tocaron Volver a ser un niño. Álvaro enlazó recuerdos y citó a su hermano Javier, fallecido en 1999, para después cantar Aunque tú no lo sepas.

Y a partir de allí se desató la euforia. El público sacó los móviles, el que no lo había hecho ya, y comenzó a grabar una canción sí y otra también. Se sucedieron Ojos de Gata, Pero a tu lado, El Boulevar de los sueños rotos y Ojos de Perdida, entremezcladas con otros éxitos más recientes. Y para los bises se dejaron María, Sobre un vidrio mojado y Déjame. Pocos grupos pueden presumir de tener en su repertorio tantos hitos de la música española como Los Secretos. El público llegado desde toda la provincia y todo Aragón se desgañitó, grabó y se emocionó en un concierto repleto de nostalgia.

El día anterior, fue Rodrigo Cuevas el que se llevó de romería al público de la Cartuja. El asturiano entusiasmó al millar de personas que acudieron al primero de los tres conciertos de cierre del SoNna Huesca. Entró al recinto de la Cartuja como una auténtica diva, montado en el techo de una furgoneta y cantando Bypa, su tema de apertura. Se bajó de su pedestal de un salto, abrió su abanico y se pavoneó durante un buen rato ante el público, al que provocó desde el primer instante. Por algo lo llaman el Freddie Mercury asturiano. Provocador, irreverente, políticamente incorrecto y divertidísimo. Rodrigo Cuevas entusiasmó a los presentes en una actuación para no olvidar.

FINAL PASADO POR AGUA

El espectáculo Un país para escucharlo, de Ariel Rot y Kiko Veneno, cerró en la Cartuja de las Fuentes la espectacular cuarta edición del Festival Sonidos en la Naturaleza, SoNna Huesca, que organiza la Diputación Provincial de Huesca. La lluvia obligó a suspender el magistral concierto de cierre cuando se superaba el ecuador del recital. Dio mucha rabia. Tanto al público, como a la propia organización, que durante casi media hora intentó evitar la suspensión, mientras la lluvia no fue diluvio. Pero como explicó el regidor del escenario de la Cartuja de las Fuentes, Pelai Molins, «está en juego la integridad de los músicos y a eso no podemos jugar».

En cualquier caso, haber perdido cuarenta minutos del concierto de clausura no puede empañar una cuarta edición que pone el listón muy alto en el SoNna Huesca. Han sido una treintena de espectáculos a lo largo de dos meses y medio de programa en los que se han recorrido espacios naturales y patrimoniales de las diez comarcas altoaragonesas con propuestas de calidad muy interesantes en casi todos los estilos. Pero es la Naturaleza, amigo. Es la Naturaleza. Y hay poco que hacer. El leitmotiv del festival se volvió, por segunda vez en cuatro años, en su contra. No es mal balance.