El consejero de Salud del Gobierno de Aragón, Alberto Larraz, se mostró ayer partidario de abrir el debate sobre la legalización del cannabis en la comunidad aragonesa. El consumo de esta sustancia entre los jóvenes aragoneses va poco a poco generalizándose y el porcentaje (en torno a un 31% asegura haber fumado porros durante el pasado año) casi roza ya el número de fumadores convencionales de tabaco.

"En lugares como los Países Bajos ha sido posible la legalización porque el debate en la sociedad estaba más avanzado que en España, pero soy consciente de que hay que ponerlo ya encima de la mesa", dijo el consejero de Sanidad, quien reconoció que el hachís ya se está situando a la altura del resto de drogas blandas (alcohol y tabaco).

No es esta la primera vez que se habla de legalización. Hace ya más de dos años, las Cortes aragonesas aprobaron por unanimidad una proposición no de ley para introducir el cannabis con fines terapéuticos. A fecha de hoy, la iniciativa sigue estancada.

Según una encuesta dada ayer a conocer por el departamento de Salud, un 30,6% de los aragoneses de entre 18 y 65 años se muestra partidario de legalizar el cannabis y un 17,7% de hacer lo mismo con el resto de las drogas del mercado. El espíritu de este traslado de una realidad al derecho sería en opinión de muchos la única manera efectiva de controlar el consumo de los ciudadanos. Frente a ellos, la mayoría de los aragoneses se muestra defensor de otro tipo de medidas de control como las de tipo policial o aduanero.

De cualquier manera, un primer paso previo a la legalización total sería la incorporación del cannabis con fines médicos. Tanto el Gobierno de la comunidad como especialistas médicos y farmacéuticos no lo ven con malos ojos.