Para Jesús Abril y Maribel Alegre, hoy no será un día especial "porque desde hace un año todos los días han sido lo mismo. La gente piensa que será el día más terrible, pero será un día terrible, como el resto de los 365 que han pasado desde que murió Oscar. Tal vez tengan razón y sea un día más duro. No sabemos cuál va a ser nuestro sentimiento", explica el padre.

La pareja perdió el 11-M a su hijo Oscar, de 19 años. Había tomado el tren de cercanías en Coslada para dirigirse a la Universidad Politécnica de Madrid, donde estudiaba Educación Física. Viajaba con su novia, que resultó herida pero sobrevivió.

Jesús cree que su vida "fue asesinada ese día, como mi hijo". Para esta familia originaria de la localidad turolense de Alfambra, que también tiene otra hija de 22 años, que también estudió y completó Educación Física, como el padre, los atentados se han repetido cada día del año.

El padre pertenece a la junta directiva de la Asociación de Víctimas del 11-M, en la que se integró el pasado mes de septiembre. Cuando hace estas declaraciones, acaba de llegar de Jerez, donde ha asistido a un acto de homenaje a los fallecidos. "Ha sido muy emotivo, un acto institucional y una exposición fotográfica en las calles sobre cómo se vivió aquel día", dice.

Solidaridad

Los familiares de las víctimas agradecen las muestras de solidaridad que se repiten en toda España. En opinión de Jesús, "la solidaridad es la ternura de los pueblos. Todas las manifestaciones de la gente son gratificantes. Cualquier gesto de cariño, que te pongan la mano en el hombro, las lágrimas compartidas, todo se agradece. En estos casos, la comunicación de las personas es fácil, aunque se haga en silencio".

Han seguido las comparecencias de la comisión parlamentaria de investigación. El matrimonio se siente "dolido porque las fuerzas políticas no hayan tenido el ánimo, el talante de buscar un consenso. Entendemos que, por ser oposición, (el PP) tenga una postura enfrentada, pero lamentamos que no haya unidad. Seguimos pensando en lo que dijo nuestra presidenta, Pilar Manjón, en su comparecencia en la comisión y que algunos sectores siguen sin entender".

No obstante, Jesús considera positivas las medidas consensuadas por casi todos los partidos: "Todo lo que sea prevenir que no vuelva a ocurrir lo mismo y que sirva para fortalecer la seguridad es bienvenido. Nos parece que se trata de una declaración de intenciones, con la aplicación de medidas policiales, y habrá que esperar a que la comisión dé a conocer sus conclusiones finales".

La familia señala que la hermana de Oscar, Beatriz, ahora en Alemania, ha pasado un año horrible. "Eran más que hermanos, eran amigos. Los dos tenían las mismas relaciones, amistades comunes en Valencia, Zaragoza, Barcelona o Madrid. Juntos iban a las fallas, a los pilares, a la Vaquilla de Teruel. Este año todo ha sido distinto".

Jesús se emociona al pensar en la solidaridad recibida por los vecinos de Alfambra. "Es mi pueblo, algo fundamental para mí. Allí pasamos nuestras vacaciones y vivien los padres de mi mujer. A mis hijos les encantaba estar allí y recorrer los parajes cercanos. La mitad de sus habitantes viajaron para asistir a los funerales en Coslada", recuerda.

Durante el último año ha publicado un libro sobre El léxico de Alfambra , dedicado a su hijo. También en su homenaje continúa con el plan de reconstruir una casa de campo, una idea que surgió de Oscar. "El proyecto ya está aprobado", añade.

Los familiares de las víctimas del 11-M se sienten abrumados por la atención de los medios de comunicación. "Comprendemos su trabajo, pero existe mucha presión y dificultan que atendamos todos los problemas que afectan a los familiares de los fallecidos, que son muchos y que surgen todos los días. Es una situación muy agobiante", afirma.

Como ejemplo de esta presión, Jesús recuerda lo que ocurrió el pasado martes: "Ese día, los asociados nos reunimos en la Puerta del Sol. Llegué allí muy pronto y había otros tres compañeros. Cuando iba a abrazarles, nos enfocaron un montón de cámaras. Sentí como si me fusilaran".

Jesús se jubiló el pasado mes de enero como profesor de Educación Física. Su máxima dedicación ahora consiste en ayudar a quienes han pasado una experiencia tan amarga como la de su familia.