Varios imputados por la trama de La Muela se encontraron con la sorpresa de que el alguna ocasión las cosas no salían como esperaban. Es el caso de la aprobación de una unidad de ejecución por parte de la DGA, que no era el proyecto que le interesaba al empresario madrileño José Carlos Fernández Delgado.

La responsable de Gestión Urbanística Zaragoza, María Jesús Velilla, le cuenta que tiempo atrás, tras comentarlo con su hijo --Antonio Royo, el escolta del consejero de Medio Ambiente, Alfredo Boné--, este habló con alguien y, poco después, el departamento que dirige su protegido dio el visto bueno al proyecto. "¿Pero lo que ha visto este hombre no es lo nuestro?", pregunta Fernández. "No", le responde Velilla, que un momento más tarde le explica que ella y su hijo --"no te preocupes que aquí estamos Toño y yo"-- se habían dado cuenta al ver los planos.

"¿Pero se lo ha dicho al consejero que se había confundido?", pregunta el empresario, nervioso porque sus planes urbanísticos no terminan de ver la luz. "Sí", le responde Velilla. "¿Y qué ha dicho?", interpela Fernández. "Pues que le preparara todo para verlo concretamente", le contesta la empresaria.