La crisis comienza a deteriorar la salud del diálogo social en Aragón. La recesión ha golpeado con tanta dureza a la comunidad que incluso ha puesto en cuestión la efectividad de las medidas adoptadas por el Gobierno autónomo y los agentes sociales (patronal y sindicatos) para frenar el deterioro económico de la comunidad.

No hay duda de que las reformas planteadas durante las últimas semanas, en materia de pensiones, y los malos datos del paro --hay más de 91.000 desempleados en Aragón-- han ayudado a caldear los ánimos, pero el causante principal de esta falta de entendimiento parece residir en el desarrollo y ejecución del Acuerdo Económico y Social para el Progreso de Aragón (AESPA).

Que las medidas recogidas en este acuerdo para el periodo 2008-2011 no están siendo capaces de minimizar los efectos de la grave crisis era algo que ya reconocían la patronal y los sindicatos en septiembre del año pasado. Sin embargo, su discurso --sobre todo el de CCOO-- está siendo ahora mucho más crítico, poniendo en peligro el clima de paz social. De hecho, el secretario general de CCOO Aragón, Julián Buey, ya anunció ayer posibles movilizaciones si el AESPA no sale pronto "de su actual estado de parálisis". "Nos gustaría que no fuera necesario, pero si el Gobierno autónomo no espabila y no sale de esta inacción en materia de dinamización, deberemos darle un toque de atención", subrayó Buey, que considera que "el diálogo social se ha devaluado".

En septiembre del 2009 la patronal y los sindicatos hablaron en las Cortes de Aragón sobre el AESPA y todos llegaron a una conclusión parecida: nadie dudaba de las bondades del acuerdo, pero la recesión actual es de tal magnitud que se hacía imprescindible impulsar acciones concretas a corto plazo. Para ello, los agentes sociales trasladaron a la DGA un plan "urgente" que esperaban que se tuviera en cuenta en el debate de presupuestos de la comunidad, algo que, según Buey, no ha sucedido: "Ni siquiera se hizo mención a esas propuestas. De hecho, no se ha avanzado en nada desde septiembre".

En un tono menos crítico, el líder de UGT Aragón, Julián Lóriz, se mostró airado con el funcionamiento del AESPA, al considerar que el acuerdo "no es suficiente para afrontar cuestiones urgentes". Además, abogó por darle un impulso y exigió una "respuesta inmediata" del Gobierno aragonés al documento entregado por UGT y CCOO, en el que reclamaban la puesta en marcha de 15 medidas que recogía el plan urgente para la protección social y el empleo en Aragón.

En este sentido, Buey destacó que el AESPA se ha convertido más en un "punto de encuentro" que en una "auténtica mesa de trabajo". "Los marcos de participación se están devaluando mucho y ha llegado un momento en que las medidas vienen impuestas por el Ejecutivo", asegura Buey, que lamenta la "escasa receptividad" de la DGA. Por todo ello, el líder de CCOO Aragón criticó con dureza "los alardes" del Ejecutivo autonómico, ya que, en su opinión, "presume en otras comunidades de nuestro diálogo social cuando en realidad está paralizado".

SIN PROBLEMAS Pero la opinión expuesta durante estos días por los sindicatos aragoneses dista mucho de la que tiene el consejero de Economía, Alberto Larraz, que hoy mismo ha convocado a patronal y sindicatos --en el marco de una reunión informal-- para analizar los planes de empleo y los documentos que ambas partes entregaron a la DGA como medidas para frenar la crisis.

Larraz afirmó que "hasta hace 15 días" no se contaba con los presupuestos de los planes de empleo, pero "ya tenemos los presupuestos y sabemos qué novedades vamos a poner encima de la mesa". Unas novedades que se trasladarán al AESPA. En opinión de Buey, "el tema de los presupuestos suena a excusa, porque se podría haber ido trabajando y estipulando medidas concretas". Sea como sea, Larraz aseguró que se han recogido propuestas de los empresarios y los sindicatos, aunque enfatizó que "ligar AESPA a la salida de la crisis es injusto".

El líder de la patronal (CREA), Jesús Morte, también quitó hierro a la polémica y coincidió con Larraz en que el diálogo social goza de buena salud, aunque reconoció que el acuerdo actual "no sirve, en su conjunto, para atajar la crisis. No es la panacea". Además, al igual que Larraz, subrayó que las reuniones son continuas y hay "constantes" contactos. Eso sí, ya en septiembre del 2009 reconoció que no estaba del todo satisfecho con la velocidad con la que se estaban aplicando las medidas previstas en el pacto.