El objetivo sigue siendo que Aragón gestione y se encargue de llevar a cabo actuaciones que desde el Gobierno se consideran prioritarias y que no van a la velocidad que gustaría a los responsables del Ejecutivo. Sobre todo para el socio minoritario. Ejemplos no faltan. Ahí están las obras del pacto de agua, permanentemente aparcadas y acumulando retraso tras retraso. O carreteras cuya ejecución deja mucho que desear, como el desdoblamiento de la N-232 hasta Las Ventas de Valdealgorfa, prioritaria para Motorland, pero sin grandes avances prácticos. La de incrementar la descentralización es una de las reivindicaciones del vicepresidente del Gobierno de Aragón y también de PAR, que en este tipo de cuestiones no escatima críticas hacia el PSOE, por mucho que sea su compañero de viaje en el Pignatelli. Ayer mismo bromeó sobre algunas medidas puestas en marcha desde el Ejecutivo central, como la ayuda de 400 euros, que finalmente fue eliminada. «Se anuncian propuestas que luego políticamente no les salen bien porque se ven obligados a rectificar», dijo.