Quién le iba a decir a Francisco Bono (Zaragoza, 1945) que un año después de su jubilación iba a convertirse en el hombre fuerte del Ejecutivo pilotado por Luisa Fernanda Rudi. Este doctor en Ciencias Económicas por la Universidad de Barcelona tendrá que volcar toda su experiencia y preparación al frente de la consejería de Economía y Empleo. Una difícil tarea que, sin embargo, no le es desconocida, puesto que ya ocupó este cargo en el año 1982 como independiente. Claro que por entonces no había una crisis económica global, el volumen del presupuesto de Aragón era mucho menor (aunque tuvo que negociar con Luis Roldán, por entonces en el Ayuntamiento de Zaragoza) y las transferencias eran una quimera. De hecho, el Estatuto de Autonomía apenas había dado sus primeros pasos.

Quienes le conocen aseguran que recursos no le faltan. De hecho, Bono es un piloto con muchas horas de vuelo y, además, posee importantes virtudes como la "paciencia", el "talante dialogante" y el "sentido común" --apuntan sus amigos-- que, sin duda, le servirán para abordar los retos de los próximos años. Por si fuera poco, lo dilatado de su trayectoria le ha permitido tener el suficiente bagaje como para conocer la Universidad de Zaragoza --de la que fue profesor titular en la Facultad de Ciencias Empresariales y en la que coincidió con el exconsejero, Eduardo Bandrés--, el día a día de las cajas aragonesas --fue subdirector y jefe de Estudios de Ibercaja-- y el sector del turismo --desde el año 2003 preside Aramón, la gran empresa pública de la nieve y una de las más mimadas por el Gobierno del PSOE y el PAR--.

GRAN CONVERSADOR Son solo algunas pinceladas de Francisco Bono, cuyo currículum es interminable. Aunque quizá su entusiasmo por la conversación y las tertulias sea uno de los aspectos más valorados por quienes le conocen. De hecho, una vez por semana suele quedar con sus compañeros en el Gobierno de Aragón del año 1982 (Sergio Campo, José Antonio Almillas, José María Hernández y Juan Antonio Martínez).

Posiblemente, esta nueva etapa no le permita disfrutar tanto de esos momentos, ni de su mujer, sus dos hijas y sus nietos en Las Lomas. Pero "si se le pide una presencia en la responsabilidad pública no se echa atrás", asegura un compañero.