La situación se repetía en cada parada de autobús desde plaza Paraíso hasta el Coso ayer a media mañana. Cada recién llegado preguntaba a los ya presentes, una media de unas quince personas en cada marquesina en el centro de Zaragoza, si por allí pasaba su ruta o no. Pocos o ninguno se atrevieron a dar una respuesta ya que ni si quiera sabían con seguridad si la línea a la que esperaban iba a venir. La confusión era total, pese a la información mostrada en las pegatinas con los nuevos itinerarios y los mapas ofrecidos durante estos días.

Los tiempos de espera exigieron armarse de paciencia. "Hay retrasos, desvíos, no sabemos dónde van los autobuses. Me ha costado tres cuartos de hora llegar al trabajo esta mañana y ahora llevo 20 minutos esperando al 21", afirmaba una afectada, Rosa Delgado, en la plaza Aragón en la tarde de ayer, cuando el gentío en las paradas de autobuses era menor.

Largas demoras

Junto a ella, Gloria García relató algo parecido: "Esta mañana ha ido fatal lo de los autobuses. Me ha costado una barbaridad llegar y he tenido que esperar al autocar un cuarto de hora cuando lo normal es menos de cinco minutos. Al mediodía esto era un caos". Eva García, que se dispuso a esperar al autobús hacia las 7.30 horas en Las Fuentes, explicó que "lo que normalmente me cuesta 15 minutos, hoy me ha costado 1 hora. Me he bajado antes de llegar a Constitución porque he visto 20 autobuses atascados. Me imagino que si en lugar de ir al gimnasio hubiera ido a trabajar, me hubiera enfadado bastante más".

Algunas personas subieron y bajaron repetidas veces de los autobuses durante la mañana, tras preguntar al conductor si ese autocar le llevaba a su destino o no. Un hombre de mediana edad aseguraba con desesperación, mientras subía al vehículo tras tres intentos fallidos: "A mí ninguno me va bien, pero voy a coger este aunque me lleve a la otra punta".

Hubo quien recordó que ese desorden no es un mero hecho puntual. "Esto es solo el principio y eso que ahora hay mucha gente de vacaciones. Como esto sea así los 18 meses de obras, yo me muero", expresó un conductor de la ruta 38.

Los conductores particulares se sumaron a la queja general. "No sabes qué atajo buscar. Estamos hartos, sobre todo los que trabajamos en el centro" explicó ayer Daniel Bermejo, que va todos los días con su coche al trabajo.

Se pudo observar cómo no fueron pocos los viandantes que recurrieron a cualquier persona con uniforme para resolver sus dudas, desde agentes de policía a trabajadores de TUZSA o los servicios de limpieza de la ciudad. Marcos Sabio, auxiliar de seguridad de las obras en Independencia fue testigo de esta situación: "La gente andaba muy despistada, me preguntaban por rutas y por cuánto van a durar las obras. Todos estaban un poquito cabreados".