La foto del Gobierno de Aragón, de los empresarios y de los sindicatos tras la reunión del lunes del Acuerdo para la Competitividad y el Empleo lo decía todo. Este acuerdo ni está vivo ni es dinámico ni sirve para salir de la crisis. Lo pensaban todos. Los empresarios mirando al infinito, los sindicalistas, al techo y resoplando, y el consejero haciendo análisis. Pura verborrea. Como siempre. Como el anterior.

Porque esto del diálogo social es toda una farsa que ya no se la cree nadie. Con el Gobierno socialista, los del PP decían que todo era ficticio, que el acuerdo no solucionaba nada, que la DGA no había reforzado las ayudas para incentivar la creación de empleo y formación como había prometido y que desde que se firmó solo se aumentaban los parados y ya había 91.000 (febrero del 2010). Cuatro años después, más o menos, se pueden hacer los mismos comentarios, aunque los parados son ya 109.774 (5.045 menos que hace un mes).

Hoy en día, a los gobiernos (del color que sea) les gusta hacerse una foto uniendo las manos de los sindicalistas y de los empresarios. No renuncia nadie porque les da caché. Creen que eso generará paz social y siempre es mejor tener a los sindicatos al lado. Los empresarios, que por lo general son más aliados de los ejecutivos, y son correspondidos, son los más fríos pero ven en el diálogo social una forma de controlar cualquier alteración laboral. Y los sindicatos, en horas bajas ante la sociedad en general, creen que se les verá mejor en ese papel de diálogo y, muchas veces, es un peaje que tienen que pagar.

Los compromisos que deberían asumir políticos, empresarios y sindicalistas deberían asemejarse más a acuerdos puntuales como el de Opel España. Es verdad que el diálogo social no va a crear empleo por el hecho de existir. Los puede propiciar, es verdad. Pero estamos ya en otros tiempos. Se requieren soluciones puntuales para asuntos concretos. De lo contrario no sirve para nada y harían bien en decirlo. La mesa del diálogo social debe abordar la crisis industrial de Calatayud, conflictos como el de Panrico... Y dar soluciones. Si no, estamos parados. Hace un año, patronal y sindicatos criticaban los pocos avances del acuerdo con la DGA. Hoy, piensan lo mismo. Pero ahí siguen.