El presidente del Partido Popular, Pablo Casado, hizo ayer, durante su intervención en el Día del Afiliado del PP en Aragón, la ultima oferta a Ciudadanos para confluir en la candidatura España Suma, cuya presentación debería formalizarse hoy, aunque no tiene muchos visos de prosperar dadas las reticencias del partido de Albert Rivera. Además, prometió que si gobierna suprimirá los impuestos de Sucesiones, Donaciones y Patrimonio. En línea con el anuncio del presidente autonómico, Luis María Beamonte, de la inminente presentación de una Proposición de Ley en las Cortes para bonificarlos al 99%.

«A tiempo estamos de un España Suma. Si no, tendremos que esperar a que los españoles unan en las urnas lo que algún político irresponsable ha decidido no unir antes», criticó Casado, ante las alrededor de 2.000 personas que se dieron cita en el Parque de Atracciones de la capital aragonesa. Un récord, según la organización. Casado llegó a cifrar en 165 los escaños que hubieran logrado en coalición, como «centro-derecha» unido (se supone que con Vox), en las últimas elecciones de abril.

ACUERDO

Casado puso como ejemplo el acuerdo de Gobierno entre el PP y Cs en Zaragoza, y no escatimó críticas a Pedro Sánchez por abocar a las elecciones, al ser el único presidente que no ha sabido pactar. «Hasta Zapatero» lo hizo, señaló. También arremetió contra la política impositiva del Gobierno, a la hora de anunciar la promesa de eliminar los citados impuestos que penalizan «a las familias de clase media» que ahorran.

En política social, Casado prometió también una «revalorización» de las pensiones, según él propia de los Gobiernos populares, ya que con los socialistas Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero se congelaron o bajaron. Lo conseguiría a base de una mejor política económica, según esbozó.

Más conciliador que meses atrás, pese a las puntuales críticas, Casado hizo especial incidencia en el asunto de Cataluña y el independentismo, mostrando su «mano tendida» a Sánchez. A condición de que no coja con la otra al presidente catalán, Quim Torra y a quienes como él «jalean» a los CDR que preparaban atentados. Al hilo de ello recordó la experiencia de Aragón con el terrorismo, ante la presencia del hijo de Manuel Giménez Abad, Manuel Giménez Larraz.

Ante todo, Casado instó a los militantes y políticos populares a que evangelicen, de aquí al 10 de noviembre, sobre lo que supone un Gobierno socialista frente a uno popular, para que la gente vea «que se trata de optar entre un Gobierno y un bloqueo». Porque «no hay salida a esta crisis por la izquierda», zanjó.

En un discurso plagado de referencias a la comunidad, tampoco se olvidó de Luisa Fernanda Rudi (que se levantó ante la ovación del público), Gustavo Alcalde, Manuel Pizarro, el fallecido Antonio Torres o el expresidente Santiago Lanzuela, al que deseó una pronta recuperación del derrame cerebral que sufrió. Todo ello antes de una prometida visita a la Virgen del Pilar.

El presidente autonómico, Luis María Beamonte, que le precedió en los discursos, anunció a su vez la propuesta de bonificación impositiva que presentará el PP, como ya avanzó en el último debate de una Proposición No de Ley de Ciudadanos, de similar objetivo, en el último pleno.

Beamonte, algo más duro que el presidente nacional, expuso los problemas de paro, sanidad, educación o fuga de empresas que a su juicio asolan la comunidad bajo el actual Gobierno de los socialistas «y no se cuántos partidos más». «Un Gobierno paralizado para no pisarse callos entre los socios, una vergüenza de Gobierno», afirmó. «Este es el Aragón real, no el idílico que se monta Javier Lambán todos los días para su gusto», añadió.

Fiel a sus ideas fuerza, Beamonte insistió en que las supuestas rebajas de impuestos que se hicieron durante la última legislatura en Aragón (fundamentalmente Sucesiones) supusieron apenas 250 millones, frente a los 220 que se dejaron sin ejecutar en un año. «¿Para qué subes los impuestos si no te los gastas?», se preguntó el líder popular aragonés.

Antes que él intervinieron los secretarios provinciales de Zaragoza, Huesca y Teruel (Javier Campoy, José Antonio Lagüens y Joaquín Juste, respectivamente), con más arengas que mensajes. Y abrió el acto el alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón. Este se felicitó de que sea la primera vez en 16 años que un primer edil del PP puede hacer de anfitrión de este acto.

Defendió que su Gobierno municipal «resuelve problemas en lugar de lanzarse de cabeza contra ellos», se preocupa de lo que concierne a la gente y gestiona una deuda «propia de 16 años de gobiernos de izquierdas» con rebajas fiscales del IBI o la plusvalía. En línea con el discurso posterior de su líder, afirmó que su alianza con Ciudadanos «no solo suma, sino que multiplica».