¿Caminamos hacia el desastre demográfico en la España rural? El vivo debate público anuncia la hecatombe definitiva del medio rural español. Sin embargo, los datos muestran que hoy día viven en este ámbito más personas que hace un cuarto de siglo. Entre 2000 y 2008 se produjo un crecimiento de la población rural espectacular. Pero estos datos deben ser interpretados con cautela. Desde el punto de vista temporal, a partir del 2008 ha vuelto a registrarse una ligera tendencia hacia la despoblación de la España rural, y ha hecho que el número de provincias con despoblación en el medio haya vuelto a superar al de sin ella.

Pero los matices espaciales son los más importantes. El nuevo ciclo demográfico ha sido liderado por unas pocas áreas rurales expansivas, mientras muchas otras han continuado padeciendo una demografía regresiva. Hay grandes contrastes en función de los distintos entornos urbanos de las zonas rurales.

ÁREAS URBANAS

El renacimiento demográfico de la España rural viene protagonizado por unas pocas zonas situadas cerca de las principales ciudades, estando muy poco presente en el resto del medio. En ellas, la despoblación continúa siendo una realidad palpable (excepción hecha del interludio 2000-2008), y su población es hoy ligeramente inferior a la de hace un cuarto de siglo.

Pero incluso si nos quedamos solo con las zonas rurales más afectadas por la despoblación, las señales cambio son importantes. En estas áreas de provincias con ciudades pequeñas, la población sigue siendo hoy muy parecida a la de hace un cuarto de siglo, a pesar del enorme lastre que supone un saldo natural fuertemente negativo. Incluso en estas zonas rurales desfavorecidas, poco atractivas para los inmigrantes extranjeros y rodeadas de un número modesto de posibles nuevos pobladores nacionales de origen urbano, la población creció con cierta fuerza durante los años previos a 2008.

EXPERIENCIAS

Los datos desmienten el discurso apocalíptico según el cual caminamos irremisiblemente hacia una crisis terminal en la demografía rural española. Hemos entrado en una era nueva, uno de cuyos rasgos principales es la extraordinaria diversidad de experiencias registradas en la España rural.

Esta pluralidad de trayectorias es posible que se agudice en el futuro y que la persistente contracción demográfica de algunas zonas contraste con la revitalización de otras. Las zonas de montaña sin grandes recursos turísticos, las más periféricas, las más agrarias y las situadas en provincias con núcleos urbanos pequeños son candidatas a profundizar su despoblación. En cambio, las zonas periurbanas, con buenos recursos turísticos o con economías diversificadas y bien conectadas con los grandes ejes de comunicación tienen muchas más posibilidades de experimentar cierta revitalización.

Por último, aquellas zonas en las que las iniciativas locales y el tejido social se muestren más vivos y hagan atractivos e innovadores esos lugares, tendrán más posibilidades de luchar con éxito contra la despoblación.