MUJER Y DEPORTE

Débora Salmonte: Patada a la despoblación

Tras llegar a la cumbre compitiendo, Débora Salmonte regenta ahora dos escuelas de taekwondo en el Bajo Aragón y es una firme defensora del mundo rural. Nacida en Buenos Aires, se confiesa conquistada por Teruel, su gente y su naturaleza

Débora Salmonte, en una de sus clases.

Débora Salmonte, en una de sus clases. / SERVICIO ESPECIAL

Arturo Pola

Arturo Pola

En el cúmulo de casualidades necesarias para que una chica nacida en Buenos Aires acabe siendo un referente en el mundo del emprendimiento, de la naturaleza y del deporte en el Bajo Aragón hay una característica que es la menos casual: las ganas y el ímpetu con el que Débora Salmonte hace todo en sus, hasta ahora, 33 años de vida.

Y buscando una vida mejor llegó a España con 13 años y los comentarios positivos sobre Alcorisa de una comunidad de argentinos fueron clave para que se instalara en tierras aragonesas. Desde muy pronto, y a pesar del contraste, se enamoró de la zona, ya que se declara una gran amante de la naturaleza. «No me veo volviendo a una gran ciudad, me gusta el mundo rural», confiesa.

Al mismo tiempo, y casi por casualidad también, comenzó a practicar taekwondo y, para cuando se quiso dar cuenta, su perseverancia y su habilidad la llevaron a ser una de las mejores del mundo en su especialidad, el ITF. «Es el más tradicional», puntualiza Salmonte, que llegó a ser subcampeona del mundo con tan solo 18 años y ha podido recorrer varios países de Europa compitiendo.

No obstante, esta disciplina no permite ganarse la vida simplemente como deportista y Débora siempre ha tenido que compaginarla con otros trabajos, muchos de ellos relacionados con la hostelería. «Por fin ahora puedo decir que me gano la vida con algo que me apasiona», confiesa orgullosa la hispanoargentina.

Y es que su amor por el deporte, su tierra y su ambición le han llevado a cambiarse de lado y pasar de la competición a convertirse en instructora. Salmonte regenta ahora dos escuelas en las que enseña taekwondo a cualquier persona que quiera adentrarse en el mundo de las artes marciales. «Solo hacen falta ganas. La edad no importa. El taekwondo se puede adaptar para todos», afirma Débora.

Aunque no siempre es fácil por la baja densidad de población de la zona y tiene que echarle mucha imaginación para captar a nuevos deportistas, lo cierto es que se encuentra muy contenta de su situación actual y solo piensa en seguir creciendo y mimando a sus proyectos. «Tengo tres hijos, el de verdad, y las dos escuelas», ironiza entre risas.

Para ello, el boca a boca es su mejor publicidad y Salmonte siente una enorme gratitud con la acogida de sus proyectos. «Al principio piensas que te va a costar y no sabes el éxito que vas a tener, más aún siendo mujer en un arte tan tradicional como el taekwondo», reflexiona Débora, que, sin embargo, cree haber dejado ya atrás esa posible barrera. «El respeto que siento es máximo y el trato hacia mí está siendo impecable. Cuando las cosas van bien también hay que decirlo», puntualiza la deportista, que insiste y anima a toda persona del Bajo Aragón que se anime un día a probar. «Mis clases están abiertas para todos», asegura Salmonte, que también da sesiones de defensa personal y que con su trabajo se ha convertido ya en una referencia y un ejemplo de vida en la comarca del Matarraña.

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