Volvió el alboroto al pleno del Ayuntamiento de Zaragoza, la indignación, el sufrimiento, las lágrimas también, todo ello en representación de la impotencia del grupo de trabajadores de FCC que hoy cumplen 40 días de huelga, que piden, unas veces mejor que otras, que alguien les ayude a acabar con este conflicto que está arrasando decenas de familias. Los jardineros, que ya manifestaron su protesta en voz alta en el mismo lugar el pasado 31 de enero, fueron ayer desalojados del pleno después de asistir, a primera hora de la mañana, al salón donde se estaba desarrollando la sesión ordinaria y que tardaron poco en interrumpir con protestas los turnos de los grupos.

Sus quejas, en forma de gritos o abucheos, llevaron al alcalde, Jorge Azcón, a ordenar su desalojo para continuar con el pleno. Antes les prometió una nueva reunión durante el día. Así fue. Durante el encuentro, los jardineros le pidieron que llamara al delegado de FCC para terminar con el conflicto, pero el alcalde solo se pudo comprometer «a actuar como alcalde» y a «hacer lo que tuviera que hacer». Además, Azcón les advirtió de que en el pleno de hoy viernes no consentiría «ni un grito», según explicaron fuentes del comité. Los trabajadores, según los representantes sindicales, están «desesperados, ya que en algunas casas comen solo de las donaciones».

A la tercera, fuera

Todo empezó cuando Alberto Cubero utilizó una de sus intervenciones para «dar la bienvenida» a los trabajadores de Parques y Jardines. «Solo queremos algo justo», jalearon desde el público al concejal de ZeC, que recogió el testigo recordando que el único escollo en la negociación del convenio colectivo «es que la empresa FCC quiere meter en el convenio los pluses de 100.000 euros para directivos y encargados».

Conforme el clamor creció en los asientos del público, el tono del alcalde se fue tornando más serio, sobre todo porque llegó un momento en el que el desarrollo normal del pleno fue imposible. Azcón hizo saber bien pronto a los jardineros que no ocurriría lo mismo que el pasado 31 de enero, cuando el pleno se convirtió en una sucesión de interrupciones. «Se lo pido por favor», dijo Azcón, que encontró gritos como respuesta: «¡Llevamos 39 días en la calle, ya vale!».

Calma y respeto

El alcalde volvió a levantar el micrófono para pedir calma y respeto, pero sus intentos fueron en vano. «¿Quién nos respeta a nosotros?», le contestaron mientras el primer edil les insistía en que solo les advertiría una vez más. «Educación, por favor», insistió el alcalde, al que otra vez replicaron: «Aquí hay desesperación, no mala educación. Si nos tiene que echar, pues nos echa», se lamentó un jardinero. Así fue. A la tercera, como establece el reglamento municipal, Jorge Azcón ordenó su salida y un policía les pidió que se marcharan.

El desalojo se produjo entre gritos pero sin problema alguno. Aunque al principio un pequeño grupo de jardineros se negó a marcharse, finalmente todos abandonaron el salón tras arrancar del alcalde la promesa de que volvería a hablar con ellos a lo largo del día. «Siempre que les he dicho que hablaríamos, lo he hecho. Ahora solo les pido por favor que se vayan», insistió el alcalde. «¿Pero cuándo?», preguntaron. «En cuanto acabe el pleno, les doy mi palabra». Y la cumplió. Los representantes de Podemos, Fernando Rivarés y Amparo Bella se marcharon del salón.

Respecto al incidente, Jorge Azcón explicó más tarde que el pleno «es el reflejo de la democracia» de la ciudad. «Tenemos que resolver muchos problemas, uno de ellos es ese, pero hay otros muchos», manifestó el alcalde, que recordó que se ha incrementado de 14 a 19 millones de euros el dinero que se destina al mantenimiento de los parques. «El esfuerzo que teníamos que hacer ya lo hemos hecho», añadió. El último escollo que queda es el de los pluses para directivos y encargados de FCC, es decir, personal de confianza de la multinacional», explicaron desde ZeC. Según denunciaron los jardineros, FCC quiere incluir esos pluses en el convenio colectivo, para que así esa cantidad, unos 100.000€ anuales, sea abonada por el ayuntamiento. Cubero manifestó que es «lamentable» que el último obstáculo antes de la firma del convenio «sea la voracidad» de FCC.