Francisco Javier Alfaro, director territorial de CAI en Madrid entre diciembre de 2001 y febrero de 2010, y que fue consejero de CAI Inmuebles, ha asegurado hoy que todas las inversiones relacionadas con el negocio inmobiliario eran aprobadas en el consejo de administración de la sociedad y por el departamento de control de riesgos de CAI.

Y todas contaban con un análisis "doble", el de la propia CAI Inmuebles y el del departamento correspondiente, ha dicho Alfaro ante la comisión parlamentaria de investigación que analiza la gestión de Caja Inmaculada entre 2000 y 2010.

En ella también ha asegurado que el exdirector general Tomás García Montés, presidente de CAI Inmuebles y al que un gran número de comparecientes han achacado un control absoluto sobre la sociedad, "nunca" aportó al consejo de administración una operación de promoción fuera del orden del día.

Ha negado que, tal y como han dicho otros comparecientes en otras sesiones, él fuera la "mano derecha" del exdirector general Tomás García Montes, papel que corresponde al director general adjunto y que conlleva unas retribuciones y una pensión que él, ha asegurado, no tiene.

"García Montes no me llamaba para que montara negocios ni en Andalucía ni en otros sitios. Todos los directores de área tenían mucho más acceso a él que yo", ha asegurado.

Alfaro ni ha achacado la responsabilidad del fracaso de la CAI ni ha eximido del mismo a García Montes, y ha echado mano del organigrama para decir que quizá habría que pedirles responsabilidades a quienes más arriba estuvieran en éste, y en la cúspide sí está el director general.

Pero a su juicio se tomó una mala decisión, cuando él ya había salido de CAI, que es "desinvertir en el peor momento y todo a la vez".

Respecto a su participación en la expansión de CAI en su zona de influencia, el centro, y en el sur de España, ha insistido en que el riesgo de la caja creció con promotores aragoneses, a quienes se quiso acompañar, dentro de una decisión estratégica de CAI, para que salieran fuera de la comunidad y se hicieran más grandes.

Entre ellos ha nombrado a Nozar, Forcen, Machín o Lacasta, pero también ha recordado que CAI tenía un director territorial en Andalucía y que de las operaciones que se realizaban allí se enteraba muchas veces en el consejo de administración de CAI Inmuebles cuando ya estaban hechas, a pesar de que algunos comparecientes han señalado su directa responsabilidad en las promociones del sur de España.