Quemar contenedores en la vía pública además de ser una insensatez es un delito penal. Aunque cada vez son más los vándalos que acaban siendo identificados, la quema de contenedores en Zaragoza se disparó el año pasado hasta alcanzar los 272. Son 92 más que en el 2019. Una cifra que ha acabado con la tendencia a la baja de los últimos años, desde el 2014, cuando ardieron 280. Además del peligro que entraña provocar estos incendios, reparar los desperfectos ocasionados y reponer las unidades dañadas supuso un desembolso de 202.886 euros el año pasado.

No existe un patrón definido ni una zona en la que se produzcan más siniestros, aunque a veces sí que se registran oleadas con quemas durante varios días y hay barrios más castigados. Para tratar de minimizar sus consecuencias, el ayuntamiento sigue estudiando la posibilidad de incorporar a los contenedores tecnología que detecte los cambios de temperatura mediante unos sensores que avisan a la central de Bomberos de que se está produciendo un conato de incendio.

Actuación más rápida

Esto permitiría actuar con mayor rapidez y disminuir así las posibles afecciones, ya que en muchas ocasiones el fuego de los contenedores acaba afectando a los vehículos próximos e incluso ha habido casos en los que ha llegado a las fachadas de los edificios, poniendo en peligro la vida de los Bomberos y Policías que acuden al siniestro y de los vecinos del entorno.

Sucedió por ejemplo en la calle Suiza, donde varios vecinos tuvieron que ser asistidos el pasado mes de agosto por intoxicación y también por crisis de ansiedad después de que el fuego del depósito alcanzará unos cables eléctricos y una fachada, generando un denso humo negro que se adentró en sus viviendas.

Desde el consistorio insisten en que esos detectores no evitarán el incendio ni lo disminuirán, pero sí servirán para avisar antes a los bomberos. Por ahora no hay fecha para que se instalen en el interior de las unidades, ya que estos sensores, además de otros que permitirán medir el volumen de su capacidad de cada uno (y así vaciarlos cuando realmente sea necesario), se incluirán en el pliego de condiciones del futuro contrato.

Por tipos de contenedor

Desde el año 2009 se han quemado ya en Zaragoza 9.712 depósitos, 813 de papel y cartón, 644 de envases de plásticos, 843 de residuos urbanos y 410 de vidrio. Cada uno cuesta entre 800 y 1.800 euros, dependiendo de sus características. Desde ese año, la empresa que los gestiona, mantiene y repone, FCC, ha destinado 2,2 millones de euros a retirar y sustituir unidades inservibles.

Durante los últimos cinco años se había logrado reducir esta actividad delictiva, con menos de 200 unidades prendidas al año. En el 2017 se alcanzó la más baja, con 154, pero desde entonces ha ido creciendo poco a poco hasta alcanzar los 272 del año pasado, de los que 171 eran de residuos, 41 de papel y cartón, los 36 de plásticos y los 23 de vidrio.

Quemar contenedores es un acto delictivo que puede acabar con condenas de prisión. Al conocido como pirómano del Arrabal la Policía Nacional llegó a imputarle en el 2018 una docena de quema de contenedores en este barrio, afectando a varias fachadas, y la Fiscalía llegó a pedir una condena de cuatro años de cárcel, aunque finalmente la jueza decidió perdonarle la cárcel a cambio de que realizase trabajos para la comunidad.

Hace tan solo una semana, el pasado día 3 de enero, la Policía Nacional detuvo a cuatro menores tras quemar contenedores en la calle Camino Cabaldós, 76, en San José. También en este caso el fuego afectó a las fachadas de un par de comercios y un coche, causando daños leves.