El ataque que el asesino descargó sobre José Luis López Amador la noche del 15 de septiembre del 2012 en la calle Olmo de Casetas fue de tal brutalidad que nueve de las 17 cuchilladas que sufrió la víctima eran suficientemente graves como para que cada una de ellas pudiera haberle causado la muerte por sí sola.

Los forenses del IMLA (Instituto de Medicina Legal de Aragón) que practicaron la autopsia al cadáver describieron ayer ante la Sección Tercera de la Audiencia de Zaragoza, en la que un jurado popular enjuicia desde el lunes al único acusado, Antonio José Rosa Moral, un ataque efectuado con "una fuerza brutal" en la que el atacante llegó a romperle a la víctima huesos como el esternón en una de las cuchilladas mientras que otras le dañaron el riñón, le perforaron el estómago o le seccionaron un pulmón.

El atacante utilizó "un arma muy afilada, muy cortante y de grandes dimensiones", similar a una de las que la Guardia Civil localizó como semejantes a la adquirida unas horas antes del crimen por el acusado en una gasolinera, indicaron los forenses. Y la agresión tuvo lugar "entre las 22 y las 23 horas", una franja cercana a la que varios testigos señalan que acusado y víctima se dirigieron a la calle Olmo, aunque "esto puede ser más elástico", matizaron.

El número de heridas, su concentración y su gravedad, señalaron los forenses, "indican un estado pasional". "Asesinar con arma blanca es más afectivo (de afecto, cercanía) que matar con arma de fuego", añadieron.

SIN DEFENSA

"Llama la atención la ausencia de heridas de defensa", destacaron los expertos del IMLA, que atribuyeron ese hecho al intenso estado de embriaguez que padecía la víctima: 2,71 gramos de alcohol por litro de sangre. "Eso supone prácticamente un estado de anestesia", indicaron. La víctima "pudo haber sido atravesado y creer que ha recibido un puñetazo", anotaron, antes de rehusar concretar, por falta de datos para hacerlo, si el ataque fue o no "sorpresivo".

Tras la intervención de los peritos, la Fiscalía y la familia de la víctima, en cuyo nombre ejerce la acusación el abogado Enrique Trebolle, elevaron a definitivas sus peticiones de, respectivamente, 23 y 25 años de prisión para el acusado.

La defensa, a cargo del penalista Fernando Lacruz, solicitó la absolución, aunque emitió una calificación alternativa para el caso de que los miembros del jurado dictaminen que Rosa mató a López, hermano de la que todavía era su esposa en la fecha del crimen.

Lacruz propuso una pena máxima de tres años y nueve meses de prisión para su cliente como autor de un delito de asesinato con la agravante de ensañamiento y la eximente incompleta de embriaguez, ya que esa noche había bebido alcohol mientras seguía un tratamiento con psicofármacos.

El juez que preside la vista prevé que el jurado comience a deliberar hoy, tras escuchar los informes finales de las partes.